La puma perdió una pierna en una trampa. Brigadistas del Parque Nacional Lihué Calel, de La Pampa, se toparon con la felina, presa de un cepo que colgaba de un alambre colindante entre el predio del parque y los campos vecinos.

Por primera vez un de la fauna silvestre, obtiene un resarcimiento económico. La puma se recupera hoy en una reserva de Calamuchita, Córdoba.

Cuando encontraron a Unelén (“la primera de su tipo”, en lengua mapuche), nombre actual de la puma, estaba exhausta. Hacía horas que saltaba de un lado al otro, intentando escapar. Una de sus patas delanteras quedó aprisionada y triturada por los dientes de una trampa “de oso” o “leonera”.

Tras el rescate, que fue el 16 de mayo pasado, durmieron a la puma, le quitaron la trampa y le realizaron la primera amputación, de parte de la mano derecha, en un “quirófano” al aire libre.

Dudaban que pasara la noche, pero Unelén demostró fortaleza.

Hoy, la puma se recupera en la reserva Pumakawa, de Villa Rumipal, especializada en el manejo de grandes felinos.

La resolución  de la justicia

Lo cierto es que Unelén sentó jurisprudencia: por primera vez un caso de violencia en perjuicio de un animal de la fauna silvestre (delito penal en Argentina, tipificado en la ley 22.421), obtuvo un resarcimiento económico.

Su cazador debe abonar una cuota para su manutención mientras viva (estiman que pueden ser 15 a 20 años más).

En un “acuerdo de reparación” avalado por la Justicia, el productor agropecuario Sergio Neubauer debe depositar una suma mensual de 4.000 pesos, ajustable cada seis meses.

Con ese monto, se cubre parte de los gastos en alimentación. A su vez, debe aportar material de concientización y educación ambiental.

En su defensa, dijo que la trampa tenía como finalidad un jabalí, cuya caza está liberada, para preservar su ganado vacuno.

Pese a que su uso está prohibido, aseguran que este tipo de trampas se consigue en cualquier ferretería. Además, podría haber lesionado a alguno de los trabajadores del parque o a cualquier persona que pasara por allí. De hecho, está prohibida la caza del puma o de cualquier animal silvestre.

El incumplimiento del pago desencadenará la continuidad de la causa judicial, que podría terminar con un fallo que ordene la cárcel, informó Viviana Antoci, intendenta del Parque Nacional y encargada de impulsar la demanda penal. “Sienta un precedente legal para posibles luchas posteriores”, valoró.

En paralelo, se inició una demanda civil, aún en proceso, que podría condenar al pago de una multa que al menos permita recuperar parte de los 300 mil pesos de los gastos operativos que se destinaron al rescate y recuperación de la puma.

Viviana sostuvo que este caso extremo debería ayudar a modificar la mirada negativa hacia el puma en ciertos sectores. “Los campos cercanos tienen vacas, cuyo depredador principal no es el puma”, apuntó.

La vida en Pumakawa

Unelén que ahora solo puede vivir en cautiverio,  llegó a la reserva Pumakawa, que sumó el integrante número 13 a su nutrida comunidad de pumas.

“Está en un proceso de adaptación intenso, pasó de silvestre a cautiva y de entera a amputada. Aun se muestra muy retraída”, describió a La Voz del Interior Kai Pacha, responsable de la asociación civil Pumakawa.

Estimó que tiene unos 3 o 4 años de edad. En cautiverio, la expectativa de vida supera los 20 años.

“Nuestra responsabilidad con ella es de todo ese tiempo, el mismo compromiso para quien puso la trampa”, apuntó.

Aclaró que el costo, solo en alimentación, sin considerar veterinario y otros rubros, se acerca a los 25 mil pesos mensuales, muy superior a los 4 mil de la cuota que paga el sancionado, aunque valoró el convenio y el mensaje que encierra.

“Debe enseñarnos a tratar de convivir con la naturaleza, sino una trampa se vuelve en contra de quien la puso”, concluyó.

Fuente: La Voz del Interior.