Desde el aislamiento por 15 días en principio, que cumplo desde mi hogar como medida preventiva para evitar contagio por coronavirus, recibo las fotografías de colegas que todavía, por la vital necesidad de informar y porque no se encuentran dentro de los grupos de riesgo, andan dando vueltas por la ciudad en busca de noticias.

En lo personal, no soy parte del grupo de riesgo pero sí lo es mi hija, una niña de tres años que fue trasplantada hace casi seis meses y que, por lo tanto, necesita ser aislada y cuidada con recelo.

Las fotos ilustran momentos que denotan y connotan un sinfín de significados, la polisemia de una imagen puede más que mil palabras. En esto no soy original, frase repetida hasta el hartazgo.

Lo que se observa en las fotos, que captaron imágenes cotidianas de nuestra Villa Carlos Paz en plena pandemia mundial por coronavirus es, por un lado, las preocupación y las medidas, -en algunos casos bastante discutibles- que algunos comercios toman para tratar de prevenir la enfermedad.

Y, por otro lado, dejan al descubierto la liviandad o la actitud desprovista de compromiso consigo mismos y con los otros con la que algunas personas transitan por las calles junto a niños, niñas y recién nacidos, todos allí, como si nada sucediera y como si la responsabilidad y el virus fueran exclusivos de algunos.

Hay bebés pequeños que comparten junto a su madre un paseo por el centro en plena pandemia. “Total, no pasa nada”, pensará la mamá, sin darse que cuenta de que los niños pequeños necesitan más que nadie el cuidado extremo respecto a prevención de enfermedades porque su sistema inmunológico se va fortaleciendo con el tiempo.

Por otro lado, se observan grupos de personas que caminan o socializan, gente que todavía se reúne en los bares o en algún que otro negocio que por cuestiones de supervivencia económica, en algunos casos, permanecen abiertos.

También se ven colas de mucha gente esperando para entrar a los supermercados, ante la posibilidad de que el aislamiento por prevención pueda ser más intenso las próximas semanas.

De vez en cuando encontramos personas que habiendo tomado real dimensión de la situación, como en el caso de la taxista de nuestra ciudad que fue captada por nuestras cámaras, usa barbijo solo cuando busca a otras personas en el aeropuerto o a quienes salen de un hospital.

Una taxista prevenida.

¿Para qué tanto guante? Los barbijos, para quienes tienen síntomas…

Se ven en diferentes locales empleados que atienden con guantes de distinto tipo, guantes que se ensucian con el transcurso de los minutos y de las horas, y que si se los llevan a la boca y toman contacto con la mucosa nasal, no sirven de nada.

Lo vital, y aquí cito a Alfredo Miroli, médico especialista en inmunología, es lavarse las manos con jabón en forma constante y no llevarse las manos a la nariz, boca y ojos. “Es el jabón y no el alcohol en gel el que mata al coronovirus, el jabón es el mejor antiséptico”, afirmó.

 

“Es el jabón y no el alcohol en gel el que mata al coronovirus, el jabón es el mejor antiséptico”, afirmó el especialista Alfredo Miroli.

 

“No gaste fortunas comprando alcohol en gel y barbijos. Porque, además, los barbijos se usan cuando las personas tienen síntomas o alguna enfermedad respiratoria, o cuando las personas deben asistir obligatoriamente a un lugar donde haya aglomeración de gente o si se va a estar en contacto con personas que vienen de lugares de riesgo, de otros países donde hay infectados”, explicó Miroli en conversación con Germán Valdez, en un programa televisivo que hacen circular con buen tino médicos y especialistas por redes sociales.

De allí que la taxista en cuestión esté acertada en el uso del barbijo cuando va al aeropuerto. No obstante, mientras estoy escribiendo esta nota me llega un mensaje por WhatsApp de un reciente repatriado a Argentina procedente de Estados Unidos quien alerta: “Increíble. Acá en el Aeropuerto Córdoba los remiseros y taxistas no tienen ningún tipo de protección y le ofrecen a los pasajeros que se vienen de vuelos internacionales llevarlos a sus casas y son personas que se sospecha pueden estar infectadas. Muy buenos los controles arriba del avión pero abajo, tremendo”, reclamó el repatriado.

Pasajeros provenientes de países infectados esperando para ser llevados a sus hogares.

Quedate en casita

Otra medida clave es suspender las actividades sociales ¡Sí! Parece que el municipio de Villa Carlos Paz lo comprendió en su totalidad ayer por la tarde, restringiendo o pidiendo restringir todo tipo de actividades sociales a través de un comunicado de prensa. Bien ahí.

Miroli también fue claro en esto: “El coronavirus es pesado, no es un virus liviano como otros que pueden viajar hasta 12 metros. La distancia prudente es de 1,50 metros, pero lo importante es guardarnos en casa durante los 15 días que vive el virus afuera del cuerpo, porque es bastante resistente, pasado este tiempo, muere”.

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#YoMeQuedoEnCasa

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¡Que no falten alimentos!

También llegan fotos e información sobre mucha gente hace cola en los supermercados de la ciudad para abastecerse de alimentos por si la cosa se pone realmente fea. Multitudes en todos lados, aunque algunos encargados llevaron tranquilidad a la población y aseguraron no faltarán alimentos porque se tomaron medidas para la provisión de estos en un escenario complicado. Perfecto, es lo que hace falta.

 

 

La gente podría, por ejemplo, a través de un sistema de delivery, hacer sus pedidos para evitar el amontonamiento y las largas colas que no cumplen con el metro y medio entre cada persona. A veces no se puede hacer todo perfecto en este contexto ¿no?, reflexiona un médico por WhatsApp en el último audio de la mañana que me envía.

En fin, me quedo con lo que dice Miroli: “La actitud debe ser de prudencia- temor, para tomar todas las medidas de precaución necesarias, pero no una actitud de patología-terror, que paraliza”.

Por último, siguiendo el ejemplo brindado por la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) que hizo que hoy, los principales medios gráficos de todo el país compartieran en sus tapas el mensaje: “Al virus lo frenamos entre todos. Viralicemos la responsabilidad #somosresponsables”, junto a una serie de consejos fundamentales para prevenir el virus, apelo como ellos y de la mano del equipo de trabajo al que pertenezco, a la responsabilidad y la conciencia social para frenar la pandemia.

El mundo quiso parar y autorregularse como sucedió en otras pandemias mundiales anteriores y nosotros no podemos ir en contra de eso. Nos sumemos con conciencia plena y de paso, aprendamos que quizás, hacia el interior de nuestros hogares es posible de una vez por todas, nos podamos encontrar con nosotros mismos.