Hoy, jueves 16 de julio, Villa Carlos Paz cumple 107 años en un contexto de pandemia donde lamentablemente la ciudad no podrá verse colmada de turistas como en cualquier otro cumpleaños celebrado en los últimos años.

En esta ocasión, Carlos Paz Vivo! decidió recorrer parte de su historia, sus hitos y algunos datos curiosos que hacen que nuestra ciudad tenga sus características distintivas, junto al historiador y escritor local, Eldor Bertorello.

Todo comenzó en 1869 cuando don Rudecindo Paz adquirió la estancia Santa Leocadia e inició la construcción del dique San Roque. En 1904, su hijo Carlos Nicandro Paz quedó como único propietario de las tierras y con él se inició la expansión. La fundación formal de Villa Carlos Paz data de 1913, cuando él encomendó su trazado al ingeniero Vázquez González.

Fisonomía de la ciudad

Respecto a la fisonomía actual de la ciudad, nos preguntamos cómo se fue configurando la Villa a lo largo del tiempo, ya que uno de los rasgos de su trazado, es tener en algunos sectores con calles muy cortas sin salida o muy extensas, que no respetan una planificación organizada.

“Carlos N Paz marcó el primer plano de la ciudad porque comenzó a vender lotes en 1913 a sus amigos de Córdoba, quienes le pedían terrenos para construir lotes. Ese trazado era en torno a la actuales calles Caseros y Av. San Martín, 9 de Julio y Sarmiento. En ese momento no existía el reloj Cu-Cú. Eran aproximadamente 30 manzanas las delimitadas en ese primer plano”, explicó Eldor.

Aparentemente, ese plano fue hecho principalmente para poder asentar la donación de las tierras destinadas a construir la Escuela Carlos N Paz.

La venta masiva de lotes comenzó en realidad cuando murió Don Carlos V Paz, y comenzó la sucesión de bienes. “En 1937, cuando fallecer Margarita Avanzatto de Paz, definitivamente aparecen los herederos. Es ahí cuando comienza el nacimiento de Carlos Paz”, aseguró el historiador.

Llegaban los urbanizadores y compraban 30 hectáreas, algunos menos, otros más. “Cada uno dibujaba las manzanas como quería y las vendía sin tener un criterio de trazado que unificara. Las calles no coincidían, no las hacían coincidir, hacían el mapa que más les gustaba. No había un ente regularizador, no había comuna ni municipalidad, solo una comisión vecinal que no tenía fuerza de gobierno”, detalló Bertorello.

Así, los urbanizadores entregaban a la Provincia sus planos, se los aprobaban y luego vendían los lotes.

“Los lotes eran muy distintos entre sí, no dejaban lugar para plazas, por eso hay tan pocas en Carlos Paz. Porque para ellos la montaña y el lago, eran los parques del pueblo”, sostuvo.

Los primeros turistas

Los primeros turistas que arribaron a Carlos Paz fueron los amigos personales de Don Carlos Nicandro Paz. “Comenzó a construir casas que él les alquilaba. Muy de vez en cuando les vendía un terreno a alguien, pero solo a los muy amigos que eran de Córdoba”, comentó Eldor sobre los primeros interesados en la Villa y agregó: “recién en 1935 llegaron personas de Rosario y otros lugares, luego de la muerte de Carlos N Paz”.

1956: Centro. Esquina de 9 de julio y A. Orgaz,con vehículo estacionado frente a la acceso al cine Yolanda hoy Galería La Strada. Foto: Colección de Sergio Oscar Tonarelli

Grandes hitos: El automovilismo, la noche  y el teatro

Eldor Bertorello, destacó tres hitos que significaron un gran crecimiento económico y social para Carlos Paz: el automovilismo, la noche y sus nightclubs y el teatro.

A partir de  los años 50’ Alcides Raies fue quien comenzó a hacer carreras de auto en Carlos Paz que se difundían en todos los diarios y radios. “En aquellos años el automovilismo ocupaba un lugar fundamental. Todas las mañanas, en todas las radios del país, se hablaban de las carreras de auto de Carlos Paz. Se hacían los domingos y duraban 6 o 7 horas”, recordó.

En relación a la aparición del entretenimiento para los jóvenes, en 1957, Molino Rojo rompió con todos los esquemas. “Era un lugar al que iban chicas y muchachos solos a bailar, con poca luz y música suave. Tuvo gran éxito, y eso trajo aparejado la aparición de clubes nocturnos menores, nightclubs, que eran para parejas, también lugares muy oscuros donde pasaban muchos boleros”, detalló Bertorello.

En 1970 hubo una explosión de este tipo de actividad económica y recreativa nocturna. Apareció Keops, Tempo, Kartun, Khalama, etc. “En todo lugar de Carlos Paz que entraran unas cuantas mesas y sillas se armaba un nightclub, los más jóvenes consumían eso”, agregó Eldor.

Respecto a las personas más grandes, no había un lugar donde asistir a divertirse. “A veces iban al circo cuando llegaba, los bares no eran buenos. Lo que hacían era la vuelta al perro, por el centro. En 1970, un empresario del cine de Córdoba lo estimuló a Victorio Bezzecchi del Hotel Yolanda a hacer una temporada teatral como se hacía en Mar del Plata”, cronicó.

Y continuó: “Ahí es cuando Victorio Bezzecchi decidió traer la compañía Boeing-Boeing al cine Yolanda. Y en el Hotel Yolanda, ubicado en San Martín y 9 de julio, -que lo estaban demoliendo-, armaron una carpa y llegó Ángel Magaña con la obra El farol colorado. Y cerca del Cu-cú había una pista de hielo a la que le pusieron el nombre Holiday on ice, donde se hacían números artísticos”, manifestó el historiador sobre los inicios del teatro en Carlos Paz.

¿Si algún día se cumple el ciclo del teatro?

Por último, Eldor arrojó que, como suele ocurrir con muchas actividades económicas y de entretenimiento, es posible que algún día el teatro cumpla su ciclo. “La gente puede llegar a no estar más interesada en el teatro como pasó con los boliches bailables, que quedaron muy pocos. Si es así, lo más probable es que haya que poner el foco en explorar los recursos turísticos que tenemos”, opinó.

Luego hizo hincapié en que todos los atractivos turísticos que existen en Carlos Paz son privados, como el reloj Cu-Cú, la Aerosilla, los teatros, los parques de diversión, etc.

“Las últimas grandes obras públicas que hizo Carlos Paz fueron dos puentes durante el gobierno de Conde y la peatonal, realizada en 1998. El turista viene todos los años y no se sorprende con nada. La Costanera fue lo último que sorprendió, pero la mitad la pagó el vecino, no el municipio”, concluyó Eldor Bertorello.