En cualquier país del mundo, cuando su Corte Suprema de Justicia dicta una sentencia contraria a derecho, pone en riesgo todo el andamiaje jurídico y arbitral que da estructura a un Estado de Derecho. Y esto es lo que ha ocurrido en la Argentina.

Esta Corte, con fallo dividido, ha dictado una resolución improcedente. Lo explicaré mejor. Para aplicar una ley ya derogada en el año 2001, y dar el beneficio del 2 x 1 el procesado debía estar preso. En el caso que estoy explicando, la Corte aplica una ley ya derogada, a personas que en ese momento estaban libres y aún así les da el beneficio. ¿Se entiende ?

El beneficio del 2 x 1 es sólo para personas procesadas que estaban presas y que luego fueron condenadas. No para procesados que estaban libres y en la calle. Es, sin dudarlo, un fallo político. Aquí la Corte Suprema lo que está queriendo hacer es tratar de acercar la libertad a los genocidas de la última Dictadura Militar. Y esto es un tema político y no judicial.

Muchos estarán contentos con esto, como se pusieron contentos cuando el radicalismo dio el Punto Final o la Obediencia Debida, o cuando el peronismo con Menem dio los indultos a los militares golpistas, al igual que cuando los curas hablan de reconciliación, pero no mandan a las monjas del 77 a decirnos a quién dieron o quién se robó al nietito de Sonia Torres, por ejemplo.

Lo que ocurre en realidad es una dicotomía entre el bien y el mal. La eterna lucha entre la verdad y la mentira, entre el odio y el amor. Ha sido una jornada triste y oscuro para los defensores de los Derechos Humanos porque vemos con dolor como avanzan los cultores del odio y los que avalan las políticas de opresión hacia el pueblo.

Pero yo les digo, desde mi edad y experiencia de vida que nada es para siempre. Estos son sólo ciclos. Ahora estamos viviendo un ciclo de regresión de derechos, pero esto también pasara. La jugada perversa de la Corte es que los genocidas vayan tranquilos a sus casas, total, las apelaciones ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos va a demorar muchísimo tiempo.

Igual esto ya está ocurriendo con los beneficios de las prisiones domiciliarias que nadie controla, y que desde que asumió el Gobierno Nacional actual, se vienen dando a los asesinos genocidas. Son verdaderos indultos encubiertos. Pareciera que las conquistas de los Derechos Humanos se van perdiendo, pero no es así. No hay que llorar ni desesperarse, porque las conquistas son y fueron siempre el descubrimiento de la verdad, y la verdad siempre triunfa.

Esto que nos pasa es un mal ciclo, nada que luego no pueda ser corregido cuando recuperemos gobiernos mas justos y jueces más idóneos. Una interesante reflexión sobre el problema la hizo el periodista de radio Universidad Jorge Vasallo, quien fue uno de los periodistas que magníficamente cubrió el Mega Juicio de La Perla y Campo de la Ribera. El destaco muy bien el verdadero porque de esta fallo de la Corte Suprema. Señaló, y lo hago propio, que el verdadero motivo subyacente no es sólo que estos asesinos de vayan a sus casas a disfrutar de la vida, sino asegurar impunidad a los cómplices civiles, judiciales, empresariales y eclesiásticos que aún no han sido juzgados por aquellos crímenes de lesa humanidad. }

Esa es la verdad detrás de la sentencia. Pero yo insisto, que no cunda la desazón porque la verdad es como la vida misma, siempre encuentra un modo de salir a flote y rescatarnos de la oscuridad.

Aún no sabemos el destino de nuestros desaparecidos, aun nos faltan muchísimos nietos que nos fueron robados, aún faltan condenas a cómplices, encubridores y participes necesarios de aquellos crímenes imprescriptibles. Y nunca dejaremos de luchar por la verdad. Correrá tinta, correrán palabras, haremos actos, marchas, nos uniremos más y más, porque ya no lo hacemos por el dolor que nos causaron sino por el amor que tenemos por una sociedad que merece memoria, verdad y justicia. Esto ha sido sólo un traspié, ocurrido en un ciclo de retroceso de derechos y libertades, pero sólo es un mal día. La lucha continuará incansable hasta que nos aseguremos que nunca jamás el odio genocida vuelva a reinar en nuestra Patria para imponer la vil dominación económica y la explotación del hombre sobre el hombre.

Mi mensaje es de esperanza porque sé que en estos momentos duros es cuando más se unen las personas de bien que creen y luchan por una sociedad más justa e igualitaria.