El proyecto propone llevar la figura de Maradona a gran parte del país y es impulsado por Wally, un joven del barrio porteño de La Boca, que viaja en una casa rodante junto a su novia.

El tatuador lleva su arte y un mensaje de superación al haber dejado atrás una grave enfermedad. Este sábado estuvo en Carlos Paz y contó su historia. 

Viajar, ver, conocer, experimentar, vivir, esos son los objetivos. Tatuar a Diego Maradona, la excusa. Esa es la idea principal de “Viendo Que Pinta”,  el proyectpo de Wally y Mecha que pasó este fin de semana por nuestra ciudad.

Ambos dejaron en pausa su vida de oficina y ahora recorren el país. La historia, hoy digna de ser contada, arrancó con un episodio no tan agradable en la vida de Wally.

“Fue un inicio bastante particular. Yo tuve un cáncer en el cuello que se llama linfoma de  Hodgkin y necesitaba distraer la cabeza en medio de las quimios y todo. Así empecé un curso y hoy es mi profesión. Superar esa enfermedad también fue un quiebre para buscar algo diferente y decidirnos a emprender este viaje”, afirmó Wally.

Al margen de tatuar diferentes cosas, la idea del proyecto que lo lleva por el país es tatuar a Maradona. Figura icónica del deporte argentino, el “Pelusa” es el motor de un viaje que continuará en los próximos meses.

“Se me ocurrió hacer tatuajes de Diego porque es un personaje universal y me pareció hermoso inmortalizarlo por Argentina. Lo que yo hago es un estilo que se llama Outline o silueta. Se basa en hacer la silueta con los rasgos más distintivos sin ver su cara”, expresa el artista y agrega: “No tiene mayores detalles pero Maradona, por sus estilos, sus cortes y colores, siempre es fácil de reconocer”.

El viaje maradoniano, que empezó en la cuna de la bandera, recorrerá gran parte del país y, posiblemente, se extenderá más allá de las fronteras.

 “La primera parada para tatuar fue Rosario. Luego hicimos Santa Fe, Córdoba Capital, Carlos Paz y ahora seguimos para Merlo, en San Luis. Tenemos una idea de cómo queremos seguir el viaje pero siempre lo vamos cambiando. Queremos hacer la Ruta 40 para llegar al norte, luego hacer misiones y, porqué no, salir a otros países de Sudamérica”.

Wally viaja por el país llevando consigo un personaje que supo reinventarse: desde aquel ruludo de Fiorito, pasando por el del mechón amarillo, Diego tuvo más de una vida… como él. 

Por eso, el joven agradece su momento y deja un mensaje de superación y agradecimiento: “A pesar de todo lo que me pasó, yo soy un privilegiado porque viajo y hago lo que me gusta. Haber atravesado ese mal momento con mi enfermedad, me permitió hoy estar viviendo este viaje. Uno cuando está en la rutina diaria, se olvida que la pasó mal. Tratamos de parar un poco y agradecer que de algo malo hayamos podido sacar algo lindo como es este proyecto y este viaje.