Foto: Luis Tórtolo

El reciente desborde del río Suquía en Córdoba ha generado un debate sobre la apertura de las válvulas del Dique San Roque y su impacto en la situación hídrica de la región.

En una entrevista con Canal 2 de CPTV, el ingeniero Marcelo García explicó las razones detrás de esta decisión y desmitificó algunas creencias sobre el rol del embalse en las inundaciones que sufrió la ciudad de Córdoba el pasado martes.

Foto: Luis Tórtolo

Según García, el Dique San Roque recibió una crecida significativa en los últimos días, lo que llevó a que su nivel superara el vertedero (cuya cota máxima es de 35,30 metros) en 85 centímetros.

“Nuestro embalse estaba bastante por arriba del vertedero y nos entró una crecida bastante importante. Ayer fueron 2,70 metros sobre el nivel anterior en el Cosquín y alrededor de 2 metros en el puente Juncal, en el río San Antonio”, detalló.

Ante esta situación, la apertura de válvulas se convierte en la única herramienta de control disponible. “Las válvulas se abren porque se hace un manejo de los volúmenes del embalse”, explicó. Además, destacó que este tipo de decisiones no se toman a la ligera, sino en coordinación con las autoridades locales y en base a estudios de expertos.

Uno de los principales mitos que desmintió García es que Córdoba se inunda debido a la apertura de las válvulas del dique. “Con la mayor erogación del San Roque, con el vertedero a full y todas las válvulas abiertas, se llegaría a 360 metros cúbicos por segundo. Sin embargo, el viernes a la noche y el sábado a la madrugada, solo con la lluvia, sin erogaciones del embalse, se llegó a 400 metros cúbicos por segundo”, afirmó. Esto indica que la misma ciudad genera un mayor caudal debido al escurrimiento urbano.

En cuanto a la preocupación de algunos sectores sobre la “pérdida” de agua en períodos de sequía, el ingeniero aclaró que el embalse tiene un límite de almacenamiento. “El valor máximo determinado en el embalse para ordenar la apertura de las válvulas es de 36 metros. Si se supera este nivel, comienzan a inundarse las costaneras donde está el monumento a General Bustos o el playón municipal, por ejemplo. Entonces, lo que se trata de evitar es el desborde del lago”, indicó García. “Por encima de 36 metros debe evacuarse. No es que estemos desperdiciando agua, sino que así está diseñado el sistema”, señaló.

Finalmente, García hizo un llamado a la reflexión sobre la gestión del agua y el impacto de las crecidas. “El río Suquía necesita crecidas para su recuperación ambiental. No pensemos solo en el embalse como un sistema aislado, sino como parte de una cuenca que termina en la Mar Chiquita”, concluyó.