Más allá de los cientos de miles de fanáticos decepcionados por el final de Game of Thrones (GOT) la serie épica y fantástica medieval más exitosa de la televisión mundial y de las plataformas de streaming, el desenlace fue para otros tantos, un gran final de historia ¿Por qué?

Es cierto que molestó a gran parte de los espectadores que Daenerys Targayen, madre de dragones y rompedora de cadenas experimentara semejante destrucción en los últimos capítulos de la octava temporada. Fue un desencanto ver cómo ese personaje femenino que había representado sobre todo en las últimas temporadas de la serie al ícono de mujer valiente, heroica, que había logrado renacer de las cenizas y reponerse a las grandes dificultades de la vida para convertirse en una líder de masas; se transformaba rápidamente en una mujer cegada por el poder y las ansias de venganza desmedida.

Probablemente la conversión de su personaje haya carecido de matices o de un trabajo dramatúrgico lo suficientemente convincente.  Al menos habría que admitir que muchos espectadores no tuvieron el tiempo para procesar las implicancias de su perfil psicológico. Y es que la Reina de dragones ya había crecido demasiado, logrando traspasar las fronteras de la ficción…Cualquier paralelismo con personajes de la vida real, es mera coincidencia.

“Yo también la amo, creía profundamente en ella y me equivoqué”, confesó Tyrion Lannister  a Jon Snow, antes  de que el sobrino tomara la decisión de acelerar la resolución del conflicto central: terminar la guerra y elegir al heredero del Trono de Hierro, matando a su reina.

Pero después de aceptar esto, -que ella no es esa líder edificante que adorábamos en nuestros sueños de fantasía -, pero sí aquella que alimentó esa ilusión cada domingo desde la ficción, se podría afirmar que el capítulo final de Game of Thrones hizo justicia con personajes nobles, que desde un principio fueron vulnerados en sus derechos, que sufrieron y fueron menospreciados en múltiples aspectos, o bien, que fueron invisibilizados.

Justicia para los nobles hacia el final

Uno de ellos, quien finalmente hereda el Trono de Hierro, muy vulnerable de niño y con una vida triste, sin ambiciones de poder a pesar de ser “el hijo de”,  es Bran Stark, el más pequeño de los hermanos Stark.  Otro, sin dudas, quizás uno de los más fieles a su espíritu y de más puros sentimientos,  es Tyrion Lannister, el enano monstruoso y promiscuo ante los ojos de su padre, que por su sabiduría, capacidad de reflexión y elocuencia, a pesar de los errores cometidos, es elegido como Mano derecha del Rey, por el mismo Bran.

Por otro lado, Sansa Stark, queda como legítima reina de Invernalia, habiendo sobrevivido a terribles vejaciones y tormentos propinados por distintos personajes.  Y Ayra Stark, como guerrera indómita e indiscutible, se lanza a conquistar otro lado del mundo, desconocido por todos.

Jon Snow, el verdadero heredero del Trono de Hierro por ser Aegon Targaryen, -quien decidió ponerle fin a la vida de quien amaba, su propia tía-, fue confinado a la Guardia de la noche. Pero en realidad ese castigo, es la solución equilibrada encontrada para el destino este personaje, dado que ese ejército que antes custodiaba la frontera norte de los Siete Reinos, ya no tiene su razón de ser sin los caminantes blancos, esos seres malignos con poderes sobrenaturales que habitaban del otro lado del muro.  Por eso, Jon y los salvajes salen a explorar una nueva tierra, quizás para descubrir nuevos horizontes, con deseos de libertad.

Samwell Tarly, y Lady Brienne de Tarth, íntegros y de indiscutible moral, también se ubican muy bien hacia el final de la historia, lo cual reconcilia al espectador aún más con la trama. Ambos como personajes influyentes del reino que acaba de nacer.

Nuevos horizontes, bien común y libertad

En fin, cada uno de los hermanos que quedaron vivos, criados como hijos de Eddard Stark, -Sansa, Ayra, Brand y Jon- comienzan a vivir una nueva etapa esta vez en paz y con cierta libertad.

El bien común, muy a pesar de la locura de Daenarys, que mata a cientos de inocentes en el Desembarco del Rey, recupera su fuerza  con una resolución esperanzadora del conflicto que plantea una nueva forma de ejercer el poder. “Haremos lo que sea mejor para todos y de ahora en más no serán los hijos de los reyes los herederos del trono, sino los directos representantes del pueblo, elegidos por todos nosotros”, decide Tyron junto a las máximas autoridades de los Siete Reinos. Así aparece el principio democrático y la cuestión se aclara aún más.

El amor fraternal y el rol de la mujer

El amor fraternal  es otra de las fuerzas intensas que mueven a los personajes  en la última temporada de esta versión de  Canción de hielo y fuego  de George R. R. Martin. No hay traición entre hermanos en el desenlace, sino más bien la reparación de vínculos más allá de las zonas oscuras o grises que pudieran tener esas relaciones.  Hasta los discutidos hermanos Lannister  (Cersei, Jaime y Tyron) tienen su momento de redención.

Y a pesar de la caída del  querido personaje de Daenerys, el rol de la mujer  en GOT no se queda en viejos estereotipos  y prevalece la igualdad a la hora de enjuiciar las acciones más controvertidas de los personajes cuando llega la hora de la verdad.

Incluso Brienne se convierte en la primera mujer caballero, y es quien escribe la historia de los ya muertos, entre los cuales se encuentra su amado Jaime Lanniester . Otra mujer gobierna el único reino independiente de Poniente, Invernalia, la altiva Sansa, y  la grandiosa Ayra, siempre fiel a sus ideales, se erige como la única exploradora de ese mundo medieval  ¿Acaso no suman puntos estas decisiones, como una forma de contrarrestar la caída libre de la heroína dragona?

Para finalizar, ¿por qué está bien que Bran Stark sea el Rey supremo? El mismísimo Tyrion Lannister  lo explica a los representantes de los Siete Reinos y a través de ellos a los espectadores mismos: era necesario recuperar la mejor historia y redimir a su protagonista, aquel a quien se tiró de una torre dejándolo postrado en una silla de ruedas cuando era sólo un niño, porque había descubierto a los hermanos Cersei y Jaime Lannister manteniendo relaciones incestuosas.  Ese mismo que se transformó en el Cuervo de los Tres Ojos con la capacidad para ver el pasado, el presente y el futuro de todos, con una lucidez sobrenatural, libre de ambición y de deseos de venganza.