Nelly Giaccagli de Aragón.

Nelly Giaccagli de Aragón tiene 91 años y es una viajera incansable. Cordobesa, madre de tres hijos (dos varones y una mujer), tiene además 13 nietos y 18 bisnietos.

Docente jubilada de nivel primario, Nelly cuenta con orgullo y espíritu aventurero, que estuvo cuatro veces en Europa, dos meses en India y que viajó a distintas partes del mundo incluida Canadá, donde vive su hija Marta, y Honduras, el último destino que se animó a explorar.

“Lo que me mantiene tan activa es viajar, por un lado, pero fundamentalmente el amor que recibo todos los días. Tengo una familia hermosa y siempre estoy de aquí para allá, ocupándome de ellos”, contó Nelly en conversación con Carlos Paz Vivo!

La mujer, quien tiene una vitalidad y energías dignas de admirar, actualmente se encuentra  haciendo su cuarentena sola, en el barrio Alta Córdoba de la capital cordobesa, tras llegar de un largo viaje desde Honduras, de la isla de Roatán, donde la sorprendió la pandemia.

Preocupación y gestiones

Nelly viajó hacia el país de América central el 6 de marzo para encontrarse con su hija. Pasados unos días, la isla donde estaban disfrutando unas breves vacaciones cerró sus fronteras debido a la amenaza del coronavirus.

“Si entraba el virus a la isla iba a ser muy complicado porque hay un hospital y una clínica privada muy precarios, para 80 mil personas. Es un lugar que no está preparado para una pandemia como la que estamos viviendo”, afirmó Nelly.

A medida que fue transcurriendo el tiempo, ella y su hija se preocuparon y comenzaron a manifestar la necesidad de regresar a sus países de residencia. Nelly a Córdoba, Argentina, y su hija Marta, a Canadá.

“Nos comunicamos con el  embajador de Argentino en Honduras, Juan José Castelli, quien está en Tegucigalpa para solicitarle la necesidad de volver a nuestros hogares. En ese camino nos encontramos con 12 argentinos más que estaban en la isla y que vivían la misma situación que nosotros, tenían que volver al país”, comentó la mujer.

Después, se detuvo a recordar lo que para ella es el lugar más lindo del mundo: “Hay lugares bellísimos para bucear, el mar transparente, vegetación selvática. Un oasis”, y continuó: “Pero es difícil llegar, y probablemente este haya sido el último viaje a Roatán, porque no tiene vuelvo directo, pero sí quiero seguir viajando”, aclaró Nelly.

 Difícil retorno

“Luego de las gestiones realizadas con el cónsul y el embajador, logramos que un vuelo chárter nos sacara de la isla y nos llevara hasta San Pedro Sula, una ciudad muy importante de Honduras. Fue el embajador quien consiguió ese chárter, se portó muy bien con todos nosotros”, destacó la mujer.

“Fue un viaje muy largo, estuve dos noches sin dormir y a mi edad se sienten. Una vez en el aeropuerto de San Pedro Sula, nos tiraron colchones en el piso y pasamos la noche allí hasta que el vuelo de  la empresa Copa nos llevó hasta el Aeropuerto de Ezeiza, recién al otro día”, recordó.

Pero Nelly estaba angustiada porque le habían dicho que una vez en Argentina, tendría que hacer la cuarentena en Buenos Aires, sin poder llegar a Córdoba. “Era una incertidumbre muy grande no saber qué hacer, si me iban a dejar ir a mi casa o no. Yo no tengo nada en Buenos Aires para quedarme. Hasta que el embajador me extendió un permiso de circulación por mi edad para que pudiera llegar a Córdoba, con una declaración jurada donde figuraba el domicilio en el que haría la cuarentena”, relató Nelly, reviviendo aquel momento difícil.

Alivio y descanso

Nelly regresó a su casa el 25 de abril, donde hoy, tranquila, y bajo la supervisión y asistencia de una de sus nietas, quien vive muy cerca, puede contar su odisea de regreso al hogar.

“Tuve que pagar un taxi que me costó 19 mil pesos con tarjeta de crédito y esa cifra porque el chofer había conseguido un pasajero para el regreso, sino me iba a costar 25 mil“, comentó aliviada.

Finalmente, la mujer, satisfecha de haber podido narrar su travesía, sana y salva, manifestó: “Tuve una vida difícil, siempre luché mucho, viajé a todos lados con sacrificio, nunca nada me vino de arriba. Mi esposo murió en 1995. Estoy muy contenta con quien soy y con lo que hago. La clave en la vida es tomarse las cosas con tranquilidad y estar rodeada de amor”.