Eugenia Calamita y su grupo de bailarinas obtuvieron el tercer puesto en el Mundial de Jazz.

Un grupo de bailarinas carlospacenses de jazz, de 14 y 15 años, participaron en instancias finales del Mundial del Jazz, celebrado en Villa Carlos Paz. Resultaron subcampeonas del certamen, y finalmente quedaron en tercer puesto, por decisión del jurado.

A cargo de la profesora Eugenia Calamita, las jóvenes experimentaron por primera vez un concurso de estas características, en el marco del reconocido evento internacional del rubro “Danza tu danza”, que se lleva a cabo en sucesivas fechas durenta el mes de septiembre, en teatro Luxor de la Villa.

El prestigioso jurado estuvo compuesto por de Gustavo Carrizo, Maia Roldán, Rodrigo Vallejos y Rebeca Dunkler.

El grupo de alumnas de Calamita (maestra y coreógrafa), constituido por Camila Trujillo, Victoria de Blasis, Aylén Castro, Renata Aguirre, Delfina Magoia, Guadalupe Cisneros y Sofía López, presentó la obra de jazz contemporáneo  titulada “On Lookers” (Los que están mirando).

“Competimos en la fase inicial por video, luego en todas las otras instancias de manera presencial: en cuartos, semi y final. En principios empatamos en el segundo puesto con una calificación de 98 puntos, pero luego quedamos terceras por definición del jurado, dado que se evalúo composición coreográfica”, manifestó Eugenia Calamita sobre el logro obtenido por su grupo, en diálogo con Carlos Paz Vivo!

Proceso creativo

“Hicimos un proceso creativo a corto plazo, muy interesante. Estamos felices por los resultados dado que costó mucho, y para mí es un gran logro, por diferentes motivos”, aseguró la profesora.

Y agregó: “También competimos en el certamen general con la obra “Occhi lucidi” y obtuvimos oro”.

Asimismo, Calamita manifestó que el grupo de danza compuesto por las chicas no habían trabajado en grupo durante mucho tiempo. “El proceso que hicimos y la búsqueda que planteé, de una obra formal, con mucho contenido, basada en un tema muy amplio y serio, que había que acotar en cuatro minutos de coreografía, es realmente increíble. Estoy muy orgullosa de mis alumnas y espero que esto sea el comienzo de muchas oportunidades artísticas para ellas. Deseamos que todo vuelva a la normalidad, para poder fluir con menos tensión”, expresó.

Luego, la profesora destacó: “Como coreógrafa y directora, sigo viviendo cada instancia como si fuera la primera vez, con la misma emoción y nervios. Eso se lo agradezco a la vida. Si bien ha cambiado la configuración de mi escuela, soy una agradecida por poder seguir confiando y poniéndole pilas a mi trabajo, haciendo un trabajo serio y comprometido. Abracé una profesión maravillosa que no me suelta y no suelto. Estos logros compensan el cansancio del cuerpo, el alma y de todas las emociones a flor de piel”.

Las bailarinas y su maestra sobre el escenario.

Una primera gran experiencia

En relación al grupo de bailarinas de jazz que lograron llegar a la final de Jazz, Calamita detalló: “Es un grupo académico compuesto por jóvenes de 14 y 15 años, nunca habían vivido una experiencia así. Es más, después de la pandemia, y por la situación económica actual, no estamos teniendo muchas oportunidades escénicas. Nos cuesta mucho viajar y participar como hacíamos antes”.

En ese sentido, detalló: “La pandemia significó un quiebre en la estructura de mi escuela de danzas, así que valoro muchísimo este premio. Como les dije a mis alumnas, son 98 puntos que valen muchísimo más que eso”.

Calamita insistió en el anhelo de poder seguir participando con sus alumnas de otros certámenes. “Vamos a hacer otras acciones para poder juntar dinero y participar de estas instancias que son tan importantes en su formación”, dijo la maestra de danza.

Paso a paso rumbo al objetivo

Calamita remarcó la importancia del logro alcanzado: “Este logro obtenido fue muy meritorio por la forma en que se configuró el grupo. Por los años que hace que doy clases, puedo decir que hay chicas que trabajaron mucho para lograr soltura en el cuerpo, para avanzar, para sacar lo mejor de sí mismas. Finalmente se animaron a dar lo mejor de sí. Esto nos posiciona, nos da un lugar y es una manera de entender cuánto vale lo que uno hace todos los días. Esto nos hace bien a todos, porque debido a esto, las chicas entendieron lo que es un proceso: el pasito a paso para lograr algo que uno se propone con compromiso, constancia, trabajo y pasión, en contraposición a la idea de que todo se tiene que lograr ya, que todo tiene que ser perfecto, la idea errónea del éxito absoluto”.

Finalmente, reflexionó: “Me quedo con los pequeños pasos para llegar a un objetivo. Con todo lo que sucedió en el medio, que no se ve sobre el escenario, que tiene que ver con las vivencias, las charlas, las discrepancias, las puestas en común de ideas, todo lo que significa en el proceso de la danza, todo lo que sucede en esos dos o tres meses de armado, que en nuestro caso fue un mes y medio y que hizo al crecimiento personal y artístico. Me quedo con los abrazos y las muestras de afecto”.