Hoy, 17 de junio, se conmemora en nuestro país el Día del paso a la inmortalidad del General Martín Miguel de Güemes ¿Pero quién era este patriota que tenía como lema ‘Morir por la Patria es gloria”, que comandó la Guerra Gaucha y defendió el Norte de las invasiones realistas?

A dos siglos de su muerte, cabe rendirle homenaje recordando sus ideales, trayectoria y su legado.

Martín Miguel Juan de la Mata de Güemes Montero Goyechea y la Corte (8 de febrero de 1785, ciudad de Salta – 17 de junio de 1821, Cañada de la Horqueta, provincia de Salta) fue un militar argentino que cumplió una destacada actuación en la guerra de la independencia y en las guerras civiles argentinas.

Durante seis años ejerció la gobernación de la provincia de Salta hasta 1820 y con muy escasos recursos libró una casi constante guerra defensiva, conocida como Guerra Gaucha, que mantuvo al resto del territorio argentino libre de invasiones realistas.

Martín Miguel Güemes Arruabarrena, periodista, historiador y tataranieto del prócer salteño, lo definió en conversación con Télam:” Fue un héroe nacional, un mártir sudamericano. Un hombre que construyó la patria en un galope heroico de 36 años. Fue un militar de carrera y dio su vida por la patria. Es el único general de la Independencia que muere por un operativo comando de los realistas aprovechando que había una división profunda en el Norte”.

La carrera militar y hazañas

Martín cursó sus estudios primarios en su ciudad natal, alternando la enseñanza formal con el aprendizaje de las labores campesinas en la finca donde vivía con su familia. A los 14 años se enroló en el Regimiento Fijo de Infantería, cuyo cuartel central estaba en Buenos Aires pero tenía un batallón en Salta a raíz de la rebelión de Túpac Amaru II desde 1781.

En 1805 fue enviado con su regimiento a Buenos Aires, ya que el Virrey del Río de la Plata Rafael de Sobremonte temía un ataque inglés. Éste se produjo al año siguiente, iniciando las invasiones inglesas, participando Güemes en la Reconquista de Buenos Aires.

Al año siguiente participó también de la Defensa de la ciudad y protagonizó una curiosa hazaña: al ver que un barco inglés había encallado por una bajante repentina del río, dirigió una carga de caballería y lo abordó. Fue una de las muy pocas veces en la historia que un buque de guerra fue capturado por una partida de caballería.

La enfermedad 

En 1808 sufrió una enfermedad en la garganta, de la que surgió una seria deficiencia al hablar, una pronunciación gangosa de las palabras, que causaba la burla de sus compañeros. Todo indica que sufrió las complicaciones que suelen acompañar a la hemofilia, enfermedad que hasta ese momento no era conocida, y que dificulta mucho la cicatrización de las heridas externas e internas. Logró su traslado a Salta.

Algunos hitos

Después de la Revolución de Mayo de 1810, la Primera Junta envió la Primera expedición auxiliadora al Alto Perú. Martín Miguel de Güemes, como integrante del Ejército del Norte, fue puesto al mando de un escuadrón gaucho en la Quebrada de Humahuaca (Jujuy) y en los valles de Tarija y Lípez, impidiendo la comunicación entre los contrarrevolucionarios y los realistas altoperuanos. En la batalla de Suipacha, librada el 7 de noviembre de 1810 y que fue el único triunfo de las armas patriotas durante esta primera expedición, la participación del capitán Güemes fue decisiva.

Siguiendo órdenes de Eustoquio Díaz Vélez, el 18 de enero de 1812, Güemes recuperó Tarija para los patriotas. La ciudad había caído en poder de los partidarios del virrey del Perú José Fernando de Abascal. Díaz Vélez le mandó reintegrarse al ejército -lo cual realizó- llevándose con él 300 hombres, 500 fusiles y dos cañones. Los revolucionarios fueron obligados a retirarse a San Salvador de Jujuy debido al avance de las tropas realistas numéricamente superiores que comandaba José Manuel de Goyeneche.

La Guerra Gaucha

Al conocerse en Buenos Aires el desastre patriota de la batalla de Ayohuma, Güemes fue ascendido a teniente coronel y enviado al norte, como jefe de las fuerzas de caballería de José de San Martín, nuevo comandante del Ejército del Norte. En esta Tercera expedición auxiliadora al Alto Perú se hizo cargo de la vanguardia del ejército reemplazando en ese puesto a Manuel Dorrego.

Se presentó en Salta como el protector de los pobres y el más decidido partidario de la revolución. Pero aun así, no logró nuevos aportes de recursos de parte de los sectores adinerados. Contó con su hermana María Magdalena “Macacha” Güemes como una de sus principales colaboradores.

San Martín le encomendó el mando de la avanzada del río Pasaje (o río Juramento, porque en sus márgenes el general Belgrano había hecho jurar obediencia al gobierno de Buenos Aires, la Asamblea del Año XIII, y a la Bandera Nacional). Poco después, asumía también el mando de las partidas que operaban en el Valle de Lerma en el que está situada la ciudad de Salta. De este modo iniciaba la Guerra Gaucha.

La Guerra Gaucha fue una larga serie de enfrentamientos casi diarios, apenas cortos tiroteos seguidos de retiradas. Con sus tropas formadas por gauchos del campo, rechazó el avance del general Joaquín de la Pezuela y posibilitó el inicio de un nuevo avance hacia el Alto Perú. Bajo el mando del general José Rondeau tuvo un papel destacado en la victoria de batalla de Puesto del Marqués.

Los últimos años de Güemes

Como gobernador de Salta, Güemes tuvo una difícil relación con la élite local, quienes no estaban de acuerdo en seguir apoyándolo en sus decisiones políticas.

En 1821, el cabildo de Salta, formado por las clases altas de la ciudad, cansadas de “pagar las contribuciones forzosas” que exigía Güemes, aprovechando la ausencia del caudillo, lo acusó de “tirano” y lo declaró depuesto.

Muchos de sus miembros se habían puesto de acuerdo con el general español Olañeta para entregarle la ciudad. Güemes regresó sin prisa, ocupó pacíficamente la ciudad, y perdonó a los revolucionarios. Ésa fue la llamada “Revolución del Comercio”; aunque fracasada, dio inicio a un partido de oposición, conocido como “Patria Nueva”, en oposición a la “Patria Vieja”, es decir, al partido de Güemes.

La noche del 7 de junio de 1821, el coronel Valdez, un español nativo de Valencia que respondía a Olañeta y a las familias adineradas, radicado desde hacía décadas en la región, ocupó la ciudad de Salta y, al salir a combatirlo, Martín Miguel de Güemes fue herido por una bala..

En el momento de su muerte, en la Cañada de la Horqueta, cerca de la ciudad de Salta, Güemes yacía a la intemperie, en un catre improvisado por el capitán de gauchos Mateo Ríos. Así, murió el 17 de junio de 1821, a los 36 años de edad.

Reivindicar su figura

A 200 años de su muerte, el periodista y descendiente Martín Miguel Güemes Arruabarrena, insistió: “El país necesita reivindicar la figura de Güemes  porque se necesita la voluntad de Patria, que no es patrioterismo, no es cuadrarnos y cantar el himno. Es participación construyendo, pensando en el otro. Nuestra Patria tiene derecho a ser lo que los próceres pensaron”.

Y concluyó: “Ellos tuvieron un concepto de Patria Grande y no Patria chica. Güemes gobernaba sobre el Océano Pacífico. Por eso defendía tanto el Atlántico como el Pacífico ya que su visión del territorio abarcaba el Alto Perú y el Norte de Chile. Su pensamiento es para estos días. Güemes está galopando al lado nuestro y en esa conciencia histórica de trabajar por la Patria está la posibilidad de los argentinos de salvarnos juntos”.

Por su parte, el profesor e historiador Miguel Ángel Cáseres manifestó hoy que el general Martín Miguel de Güemes “es un paradigma de la nacionalidad y un prócer de la americanidad”, y convocó a los argentinos a “difundir su gesta” a 200 años de su muerte rodeado por sus gauchos, en la Cañada de la Horqueta, el 17 de junio de 1821.

Sobre sus rasgos distintivos, expresó: “Güemes no tuvo solo una aspiración provinciana, tuvo una visión claramente de carácter nacional, proyectada hacia los cuatro puntos cardinales del continente”, y sostuvo:“Güemes, San Martín y Belgrano, es el trípode paradigmático de la Patria, tenían absolutamente en claro que ese destino solamente se podía forjar desde un punto crucial, estratégicamente vital, que era el de la unidad”.

Fuentes: Télam/Argentear.com/El historiador.com