El frío parece haber llegado en un otoño que hasta estos días se asemejó a una caricia. Pero en la política local todo está congelado. A menos de un mes para la elección del Defensor del Pueblo los vecinos en general no saben casi nada de los comicios en los que los carlospacenses deberán poner su voto para designar a la persona que los representará en esta institución que todavía no logra hacer pie en el engranaje institucional de la ciudad.

La escasa información nos hace avizorar una poca participación de los electores y eso casi siempre huele a una estrategia política.

El panorama agrietado de partidos, alianzas y estructuras hace que de un lado se coloquen los que están con el Gobierno de turno, detrás del intendente Esteban Avilés, que no lo dice a viva voz pero tiene todas sus fichas en el candidato de Crecer por Carlos Paz, Daniel Mowszet, y del otro lado una oposición que decidió juntarse -más allá de las diferencias irreconciliables de sus estructuras partidarias en la Provincia- para apoyar al postulante Mario Sansone, originario del partido local Participación y Cambio. El radicalismo quedó afuera de toda alianza al ver partir al Frente Cívico hacia la coalición que apoya al empresario gastronómico y a un PRO fragmentado: eligió seguir dando su apoyo al actual defensor del Pueblo, Alejandro Luchessi. También quieren hacerse un lugar en la política local Osvaldo Mercado (Vecinalismo Independiente) y Alejandra Fernández (Apec).

Pero, más allá del mundillo político, más preocupado en estos días en el enfrentamiento en el seno del Concejo de Representantes, y de los propios candidatos involucrados en la elección, casi nadie habla de ella.

El vecino común y corriente, ése que labura todos los días para llegar a fin de mes, el que abre su comercio a pesar de las vacas flacas del invierno, está ajeno tanto de la pelea intestina de los políticos locales como de cualquier información a cerca de la elección del 25 de junio próximo.

Y en 2007 hubo una Convención Constituyente que decidió que Carlos Paz tenga un defensor del Pueblo. Fue el conjunto de la ciudadanía la que lo decidió a través de esos representantes que designó para dictar la Carta Orgánica Municipal. Y también determinó que esa figura, la del ombudsman, sea elegida por los vecinos en comicios abiertos. Eso es ley y debe cumplirse y hacerse cumplir.

La institución creada sufrió, desde antes de nacer, de fuertes cuestionamientos que llegaron desde distintos lugares de la clase política y la opinión pública. Y ya con un defensor designado, se arremetió contra la estructura que llegó al sillón del Defensor de la mano de la UCR. El juego de la política se metió de lleno en este instituto y se embarró la cancha hasta llegar a este momento en el que el lodo sigue estando.

La democracia se ejerce votando. No hay otra opción para el ciudadano que participar, meterse en lo que se quiere cambiar y ejercer la presión necesaria a quienes están en la función pública para que se cumplan los procesos necesarios para que la participación sea plena.