Jost Kobusch tiene 29 años y en este período invernal continúa con su gran proyecto que ya lleva varios años activo: llegar al techo del mundo en invierno, sin apoyo de oxígeno y por la ruta oeste. “Es el proyecto más complicado que se me podría ocurrir. Quería encontrar un objetivo que estuviera cargado de significado para mí y que me permitiera enfocar mi vida hacia ello durante algún tiempo”, contó el alemán al periódico ABC de España.

Desde hace dos inviernos, el plan de Kobusch está en marcha y alcanzó, en la temporada 2019-20, los 7360 MSNM y regresó a su casa “feliz y satisfecho” por lo conseguido, explorando la ruta casi a ciegas. “La máxima altitud conseguida nunca en invierno en la arista oeste es de 7.500 metros. Estaría bien romper ese límite, pero mi objetivo personal este año es alcanzar los 8.000 metros y echar un vistazo a las condiciones en el corredor Hornbein. Sería un gran logro para mí y estaría completamente satisfecho si llego a esa altura”.

Sólo 12 personas lograron hacer cumbre en el crudo invierno del Everest y el último fue el japonés Shinsuke Ezuka en 1993, todo según consta en las estadísticas del Departamento de Turismo de Nepal.

Es allí donde seguramente se encuentra la razón de este desafío para el alemán y lo expresa de la siguiente manera: “Para mí, el alpinismo es como el arte: no hay reglas. Puedes ser tan creativo como quieras y desarrollar tu propio estilo. Dibujar tu propio camino en el mundo. Cada uno puede hacerlo de una manera diferente y esa es la parte divertida. El alpinismo no es competición, es pura creatividad”.

Por último, en la charla con ABC Jost brindó un detalle increíble de su aventura: “De acuerdo con algunas investigaciones sobre las que he leído antes de venir, el Everest, en invierno, es más alto. La presión del aire en la cima hace que sea equivalente a 9.100 metros, así que, realmente, lo que estoy tratando de escalar estos días es un nuevemil y eso lo hace realmente difícil”.