Los niños, niñas y adolescentes pertenecen a los dos grupos etarios que más necesitan salir de paseo, estar al aire libre y hacer actividades recreativas o de esparcimiento junto a sus pares, y en contacto con la naturaleza.

Hace más de 2 meses, tras decretarse el Aislamiento social, preventivo y obligatorio en nuestro país, debieron adaptarse a vivir en confinamiento, sin poder ver a miembros importantes de su familia como abuelos, tíos, primos, en caso de los niños pequeños que sufren mucho esa ausencia. Tampoco pueden ver a sus amigos, salir a diversos lugares a hacer diferentes actividades sociales, en el caso de los adolescentes.

¿Qué hacen en casa?, ¿qué es lo que más extrañan de la forma de vida anterior?, ¿qué los angustia?, ¿a qué quisieran volver?, ¿qué aprendieron de esta cuarentena? ¿Cuáles son las cosas que más disfrutan y qué les cuesta más?, ¿Qué desean hacer luego de que finalice el encierro? Son algunas de las preguntas que Carlos Paz Vivo! hizo a los chicos y chicas de diferentes edades de Villa Carlos Paz y otras localidades.

Sensaciones del día a día

Alma Castro (8 años) expresó: “Yo a la cuarentena la paso mejor desde que me puedo desplazar por un permiso especial a la casa de mis abuelos. Con ellos me siento muy bien, porque si no, los extraño mucho. No extraño la escuela, pero sí quiero estar con amigos”.

Ante la pregunta: ¿cómo vivís la cuarentena? Camila Salerno (12 años) aseguró: “Bien, pero no me gusta la idea de quedarme en casa tanto tiempo, estoy acostumbrada a salir y hacer mis actividades. Extraño mucho ir a la escuela, juntarme con mis amigos, bailar con mis profes y compañeros”.

Y continuó: “Quiero ver a mis primos y mi tía y cuando todo esto termine quiero ir a la costanera, jugar en la plaza, abrazar a mis amigos”.

En relación a las actividades que hicieron que la cuarentena fuese más llevadera, Camila afirmó: “Lo que más ayuda es estar con mi familia, jugar con mi hermano, ver películas, dibujar y bailar”.

Por su parte, las mellizas Alma y Aramí Laguna Fossa (10 años), quienes viven en un campo ubicado en San Antonio de Arredondo, a pesar de tener mucho espacio físico, por lo cual no sufren el encierro, manifiestan aburrirse y enojarse seguido.

“Vivo corriendo, haciendo chozas, subiendo árboles, pero igual, aunque hacemos todo eso con mi hermana, también me aburro. Extraño mucho a mis abuelos, a mis primas, ir a la casa de mis amigas, ir de compras, y a la casa de mi papá, y toda la comida que me hacía”, contó la pequeña Aramí.

Además, la niña destacó que hay menos contaminación que antes. “El agua está menos contaminada, hay menos basura”. Y siguió: “Es lindo no tener horarios para levantarme y usar todo el tiempo crocs (calzado). Lo más difícil a veces es hacer la tarea de la escuela porque nos peleamos, también pasa si no nos ponemos de acuerdo para ver una peli”.

Alma contó las ganas que tiene de ir a la plaza, al río. “No me gusta que siempre nos estamos peleando y que desde la escuela nos mandan mucha tarea, a veces muy difícil. Aunque hacemos todo con mi hermana, juntas, y nos ayuda mi mamá”.

Las dos hermanas coincidieron en las cosas que extrañan: estar con amigos, hablar con las maestras y con el resto de la familia. Después de finalizada la cuarentena, desean “separarse un poco entre ellas, ir a la casa de los abuelos, comer un helado, ir al río, ir a la escuela, al cine, ir a cumpleaños y disfrutar de las comidas de su papá”.

Los más grandes

“Esta situación de encierro está siendo muy difícil para todos pero creo que en lo personal estoy viviendo bien la cuarentena. Traté de hacer las cosas que me apasionan para quizás evitar que la situación me agobie, es una forma de manejo personal que tengo. Supe administrar mis tiempos, mis sentimientos. Creo que para todos fue un proceso de descubrimiento interno”, manifestó Micaela Farías (16 años).

Además, la joven admitió que, como estudiante, la cuarentena le sirvió para pensar qué quiere estudiar. “Pensé en mis objetivos, en mis deseos y descubrí que el periodismo es lo que más me apasiona”.

En el caso de Agustina Cuba (18 años), hizo su balance: “La estoy pasando mejor de lo que me imaginé. En mi familia somos 4 personas. Todos tenemos nuestras cosas, al principio nos costó entender el movimiento del otro, pero luego nos amoldamos y ahora está todo súper bien”.

Después añadió: “Lo que más extraño es estar con amigos, ir al colegio. Estamos en el último año de secundaria y teníamos planeado hacer muchas cosas. Arrancamos genial el año con presentación de camperas, pero se cortó todo. Igual con mis amigos tenemos nuestra conexión por WhattsApp y estamos siempre comunicados. Sabemos que pronto va a terminar todo y nos volveremos a ver personalmente”.

Lazos familiares

“Con mi familia buscamos puntos de encuentro, comenzamos a jugar juegos de mesa. Eso, antes de la cuarentena no lo hacíamos. Vivo con mi mamá y mi hermano y también empezamos a ver películas juntos. Nos sirvió para conocer más cosas del otro que no sabíamos”, dijo  Micaela.

Asimismo, la joven habló del doble encierro que se genera con los adolescentes hacia adentro de los hogares, cuando ellos necesitan de cierta privacidad. “En mi caso intento evitarlo porque respetan mis momentos de estar sola. También salgo al patio a jugar con mi perro, trato de estar al aire libre para ir equilibrando todo un poco”.

Lautaro Sanabria (18 años), joven muy activo en lo social, ya que es parlamentario juvenil de Villa Carlos Paz, relató sobre su día a día: “Al principio de la cuarentena la convivencia con mi familia fue difícil. Tuve que establecer cómo me sentía cómodo, lo que me parecía bien o mal. Después comenzamos a cocinar en familia e hicimos un cronograma de tareas para hacer en forma conjunta. Además, empecé a hacer actividad física en casa, hago rutinas todos los días y me dedico a hacer tareas pasivas del parlamento desde casa”.

Sobre el tema, Agustina expresó: “La pasamos bien con mi familia. Jugamos, vemos películas, comemos asado, hacemos muchas cosas juntos”, destacando que disfruta de eso, mucho más de lo que había imaginado.

Educación

“Por suerte tengo todos los medios para poder acceder a las clases, hacer los trabajos. Intento no hacer las cosas por hacerlas, sino que busco que cada trabajo de cada materia sea una instancia de aprendizaje o me deje una reflexión o me cuestione algo. Tampoco dejo que la escuela me rebalse, porque si veo que no llego a una fecha de entrega de un trabajo, me comunico con los profes para explicarles la situación”, detalló Micaela Farías.

La joven también cumple un rol muy activo en la Federación de Estudiantes Secundarios de Punilla, por lo cual trata de organizar su tiempo entre las tareas colectivas que tanto disfruta hacer junto a sus compañeros, -ahora vía online-, y las educativas.

Lautaro, por su lado, contó que por el momento él y sus compañeros tienen clases por WhatsApp. “Se pasan las actividades y se hacen consultas solo por esa vía. Ya propuse hacer clases por Zoom o Google Meet, para que sean más interactivas con los profes y menos limitadas”.

Al respecto, Agustina aportó: “Nuestras clases son por videollamada, y nos envían tareas por Classroom. Al principio costó un poco, enviaban mucho para hacer y no siempre entendíamos, pero nos fuimos adaptando entre todos y logramos congeniar con los profesores”.

Lo que nos deja la cuarentena

“Para mí, después de que pase la cuarentena, nada va a ser igual que antes . Vamos a tener que tener más prevenciones para salir, respetando las decisiones del Gobierno. El mundo va a ser otro porque ahora las naciones se dieron cuenta de sus deficiencias en distintos aspectos”, reflexionó Lautaro.

Luego destacó: “En lo personal, entendí el verdadero valor de la familia, y de pasar momentos juntos. Antes estaba enfocado en mis cosas, hoy le doy importancia a los afectos. Tenemos que cuidar nuestro pequeño mundo y el mundo de todos, fortaleciendo en conjunto lo bueno para salir adelante”.

Micaela piensa que el aislamiento y la pandemia “nos golpeó en la cara, haciéndonos ver que muchas cosas no estaban bien, como las carencias del sistema educativo. Es necesario poder abordarlo entre todos, que se tengan en cuenta a los estudiantes, nuestras necesidades para superar entre todos las adversidades. Esto no terminará cuando nos dejen salir, la cuarentena nos dejará grandes secuelas de diferente tipo, y tendremos que abordarlo con solidaridad, siempre pensando en el otro”.

Por último, Agustina opinó: “La pandemia nos va a cambiar a todos un poco. El argentino para mí siempre fue bastante egoísta y en esta situación no nos queda otra que pensar en el otro. Creo que nos ayuda para extrañarnos, tener deseos que juntarnos con las personas que queremos mucho. Nos va a ayudar a crecer, a ver las cosas y al mundo de una manera distinta”.

Después consideró: “El mundo nos puso un stop para recuperarse un poco. Nosotros tenemos que tomar conciencia cómo impactó al mundo que dejáramos de movernos un poco. Estar encerrados nos obliga también estar un poco más con nosotros mismos, a conocernos más y a querernos un más. Quizás lo que me da incertidumbre es no poder hacer las pasantías de mi último año de la especialidad: Tecnicatura en alimentos. No sé qué irá a pasar con eso porque nos faltaron esas experiencias nuevas que tenemos que vivir para finalizar los estudios. Ya veremos qué pasa”.