Paulina Delgado, alumna de Racedo, fue aceptada para estudiar en School Ballet Royal Ballet,  Londres.

“Los estudios y las escuelas de danza de la ciudad que formamos bailarines y profesionales de la danza somos tan esenciales como las escuelas”, dijo Sandra Racedo, reconocida profesora de danza de Carlos Paz  y dueña del Estudio de Ballet con su nombre; y enseguida su opinión abrió camino a la reflexión y surgió la necesidad de conocer sus argumentos. Además, Racedo habló sobre el apoyo que esta actividad merece de parte del Estado, y que aún no recibe.

Esta semana, Carlos Paz Vivo!  dio a conocer la situación crítica por la que están atravesando los estudios de danza, profesores y bailarines profesionales y en formación de nuestra ciudad, en momentos de pandemia. Por la repercusión del tema,  y para profundizar sobre las principales dificultades que el semillero de talentos de la danza tiene actualmente en Carlos Paz, conversamos con Racedo, quien se destaca por formar bailarines clásicos de proyección internacional.

Resistir la pandemia 

Para la profesora, adaptarse a la virtualidad fue muy complicado, pero desde un primer momento su foco estuvo puesto en estimular a sus alumnos y alumnas en momentos tan difíciles, de encierro y falta de libertades cotidianas tan sencillas y claves para ellos, como  practicar danza en el estudio.

“Hubo varias etapas en este proceso de pandemia para resistir y llevar adelante un estudio de danza. Se me hizo muy difícil a mí  desde el primer momento, en cuanto tuve que empezar a dar clases virtuales. No poder estar en contacto con ellos, no poder explicarles bien un paso en vivo y en directo, de no poder corregirlos acomodando  bien su cuerpo para que puedan entender cómo hacer cada movimiento y demás”, detalló Sandra.

Y continuó: “Otra cosa que me costó mucho fue adaptarme a la virtualidad, para mí fue muy frustrante en un principio, porque no todos tenían buen Internet en su casa o una buena computadora o un celular, además del tema de las malas conexiones, pero después nos fuimos adaptando y buscando en todo eso, el incentivo de los chicos”.

Incentivar a los niños y niñas con objetivos claros

La profesora reconoce que el estímulo en el contexto de pandemia, fue lo más complicado de lograr, porque “los chicos necesitan estar en contacto con sus pares y tener un objetivo en mente, precisan el escenario y en estudio de danza”.

Además, destacó: “Para demostrarles que su carrera en la danza no terminaba con esta pandemia, e incentivarlos, decidí hacer concursos o cursos virtuales con los cuales los chicos pudieron hacer clases. Había maestros del extranjero y los pudieron observar para otorgarles becas y que puedan estudiar en un futuro en sus escuelas, de manera virtual o presencial”.

La unión hace la fuerza

Otra actividad con la cual logró estimular a los jóvenes bailarines y bailarinas, fue la organización una Gala virtual en la que montaron por partes, una obra completa. “Como escuela, junto a mi exalumna y colega, Liza Angaramo, que tiene su propio estudio (Estudio Ballet Liza Andaramo) generamos una gala virtual de fin de año. Montamos la obra completa, El Casacanueces, fue una experiencia increíble para los chicos, un gran respiro. Lo hicimos en el salón, filmamos cada parte de la obra, la editamos y publicamos”, contó en detalle Racedo.

Dificultades económicas

Sobre el aspecto económico, la profesora  manifestó: “Este año la verdad que fue muy desconcertante volver para atrás. Si bien nosotros estábamos incentivados en cuanto a lo técnico, en cuanto a la relación con los alumnos, nos resulta difícil todo por lo económico”.

En ese sentido, enfatizó: “En cuanto a los gastos diarios de tener y sostener una escuela de danza, un alquiler, una familia, es muy complicado hoy. Hemos retrocedido mucho con la pandemia y el contexto actual, aunque  entendimos que la salud es muy importante para seguir adelante en todos los aspectos”.

Sandra Racedo, profesora de danza de Carlos Paz  y dueña del Estudio de Ballet con su nombre.

La importancia de formar bailarines 

Además, Racedo sostuvo que “hoy todos los maestros nos encontramos en una situación crítica y no contamos con ningún apoyo. Nosotros no tenemos ninguna obra social, ni apoyo municipal ni gubernamental que avale la carrera de danza y los docentes de danza tenemos que estar dentro de los indispensables o esenciales”.

Luego, argumentó: “La danza sana, te prepara para un mundo exterior increíble, de grandes posibilidades. Vale la pena apostar por el arte y por la vida. Nos eleva a todos como sociedad, y somos la cara que representa al mundo en lo cultural”.

Ley de Danza Nacional

Respecto a la necesidad de lograr que se ponga en funcionamiento una Ley de Danza Nacional, opinó: “Sería muy bueno contar con una ley que nos ampare a los profesionales de la danza y los bailarines. Nosotros estamos muy desamparados desde todo punto de vista”.

Para la formadora, “lo ideal sería que nos tomen en cuenta mucho más, dado que formamos a chicos y chicas para que tengan una carrera profesional.  Estos chicos no pierden el tiempo, quieren ser profesionales de la danza, y eso conlleva la misma cantidad de horas de estudio y de trabajo que cualquier otro profesional. Es necesario. Necesitamos que nos consideren, el trabajo del maestro de danza que forma bailarines es igual de importante que la escuela”, expresó.

Un sueño que se va

Sandra Racedo señaló que el tiempo de formación de bailarines es corto y muy intenso. “Los chicos se tienen que preparar horas y horas para poder tener un contrato en un compañía. Esto es desde los 11 hasta los 18 años, dedican su vida al trabajo técnico y artístico. Sentimos que esos chicos y quienes enseñamos estamos desamparados , porque nadie nos apoya, desde ningún lugar”.

La profesora sostiene que para las y los jóvenes que desean ser bailarines profesionales, hoy el sueño se va esfumando. “Hoy en día, que estamos en pandemia, esos chicos están sin hacer clases en sus estudios, sin trabajar como venían trabajando, y todas las metas y posibilidades, se les están diluyendo, es lo que siento, veo y vivo”, reflexionó con pesar.

Los bailarines son, según  ella, en general, personas perseverantes, trabajadoras y “es muy raro que bajen los brazos, pero si hubiese un apoyo que les avalara, admitiendo que los bailarines trabajan arduamente todo el día para conseguir tener una carrera profesional,  sería muy diferente”, dijo.

Finalmente, dijo esperanzada: “Abrazo a todos mis colegas de la Danza que se encuentran en la misma lucha. Ni hoy ni nunca debemos bajar los brazos. Este momento es un gran desafío para mantener nuestra fuente de trabajo, somos fuertes y juntos saldremos adelante”.

Abril Marcucci ingresó como alumna regular del Instituto del Teatro Colón.

Durante la pandemia, Abril Marcucci, de su estudio de danza, ingresó como alumna regular del Instituto del Teatro Colón y 10 de sus alumnos ingresaron al Seminario de Danzas Nora Irinova de Córdoba  capital.

Asimismo, una de sus alumnas, Paulina Delgado, fue aceptada para estudiar en School Ballet Royal Ballet,  Londres y en pocos días viaja a Inglaterra para cumplir su meta.

La pandemia puso en jaque al semillero de talentos de la danza en Carlos Paz