Los rescatistas aceleraron hoy la búsqueda de posibles supervivientes atrapados bajo los escombros de las localidades arrasadas en Marruecos por un violento terremoto, que ya dejó más de 2.100 muertos.

El sismo ocurrido en la noche del viernes, de magnitud 6,8 según los servicios geológicos estadounidenses y 7 según el centro marroquí para la investigación científica y técnica, fue el más potente desde que hay registros modernos en este reino del norte de África.

El movimiento telúrico dejó al menos 2.122 muertos y 2.421 heridos, según el último balance del Ministerio del Interior comunicado el domingo por la tarde, consignó la agencia AFP.

“Las autoridades públicas están todavía movilizadas para acelerar las operaciones de rescate y evacuación de los heridos”, indicó el Ministerio del Interior.

La provincia de Al Hauz, epicentro del sismo, fue la más golpeada, seguida de Tarudant. En estas dos zonas situadas al sudoeste de la turística ciudad de Marrakech, la sacudida destruyó aldeas enteras.

En tanto, un nuevo terremoto de magnitud 3,9 en la escala Richter sacudió hoy esa región, informó la agencia Europa Press. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) señaló que el nuevo sismo se produjo a las 7.59 hora local en una zona montañosa situada en el sur de la región de Marrakech-Safí.

El epicentro fue ubicado a 10 kilómetros de profundidad, a medio camino entre las ciudades de Marrakech y Agadir.

El domingo, muchos residentes acudieron a los hospitales de esta ciudad para donar sangre para las víctimas.

“Lo perdí todo”, lamentó Lahcen, un hombre que perdió a su mujer y sus cuatro hijos en la localidad de rural de Moulay Brahim, en la zona montañosa del Alto Atlas.

“Lo único que quiero es alejarme del mundo y hacer mi duelo”, dijo el padre de familia que se salvó de morir porque estaba fuera de su casa en el momento del sismo.

El pueblo de Tafeghaghte, unos kilómetros al oeste, quedó prácticamente destruido por el terremoto, cuyo epicentro se ubicó a solo medio centenar de kilómetros, según constató un equipo de AFP.

“Tres de mis nietos (de 12, 8 y 4 años) y su madre murieron. Están todos debajo de las ruinas”, contó desolado Omar Benhanna, de 72 años. El sábado, muchos de los supervivientes acudieron al cementerio para el entierro de unas 70 personas, en ceremonias desoladoras marcadas por los gritos y el llanto.

El reino decretó el sábado tres días de luto nacional y dirigentes del mundo entero, desde España y Francia a Israel o Estados Unidos, enviaron las condolencias a Rabat.