La vida diaria nos enfrenta a situaciones en las que debemos interactuar con los demás, y en las que muchas veces nos queda el sabor amargo de no haber podido comunicar lo que realmente deseamos. Decimos sí cuando en realidad queremos decir no, evitamos reclamos por temor al enfado de los otros y aceptamos situaciones sin siquiera aportar nuestro punto de vista.

Estas actitudes encuentran su contraparte en la forma más saludable de comunicación que existe: la asertividad. Aprender a comunicarse de forma asertiva promueve el bienestar personal emocional cada vez que se produce una interacción social.

La asertividad es una forma de comunicación que consiste en defender tus derechos, expresar tus opiniones y realizar sugerencias de forma honesta, sin caer en la agresividad o la pasividad, respetando a los demás pero sobretodo respetando tus propias necesidades. Se trata de decir lo que realmente piensas controlando tu mensaje para que no sea demasiado agresivo o excesivamente frágil o endeble.

La asertividad es un comportamiento que se puede aprender y mejorar con la práctica. Se trata en definitiva de una forma consciente de comunicar tus sentimientos sin dejarte llevar por las emociones, y se sustenta sobre la autoestima y confianza en ti mismo. En este sentido las experiencias personales son las que permiten cultivar la autoestima y la confianza a niveles tan saludables como efectivos.

Existe la creencia de que ser asertivo solucionará todos nuestros problemas en la vida, pero lo cierto es que esta forma no controla los resultados. Cada contexto es distinto y cada situación requiere una dosis importante de sentido común para saber cómo interactuar sin que ello nos perjudique emocionalmente. Sin embargo, el expresar con claridad lo que pensamos y deseamos en cada interacción nos permite sentirnos más confiados y comunicarnos más efectivamente cada vez que lo necesitemos.

La asertividad al fin de cuentas no es infalible pero sí saludable. Expresar tus verdaderos sentimientos y defender tus derechos puede ser maravillosamente reconfortante. Cuando dices lo que quieres, independientemente de si lo consigues o no, logras vivir de forma más auténtica, liviana y feliz.

La utilidad de ser asertivo

Ser asertivo sirve para exponer a los demás cuáles son tus verdades deseos y necesidades, y para demostrar dignidad, autoconfianza y respeto por ti mismo. Lo más interesante es que las peticiones que hagas desde la comunicación asertiva tendrán muchas más probabilidades de tener éxito ya que estarás pidiendo legítimamente que se respete tu punto de vista. Habitualmente te será útil para:

• Dar tu opinión, hacer una petición o pedir un favor a alguien de forma natural y no como si le estuvieras pidiendo que te perdonase la vida.

• Expresar tus emociones negativas (quejas, críticas, desacuerdos, etc) y rechazar peticiones sin que los demás se sientan heridos o molestos contigo.

• Mostrar emociones positivas (alegría, orgullo, agrado, atracción) y hacer cumplidos sin parecer demasiado volátil emocionalmente.

• Preguntar por qué y sentirte legitimado a cuestionar la autoridad o las tradiciones.

• Iniciar, continuar, cambiar y terminar conversaciones de forma cómoda y sin la sensación de estar ninguneando o faltando al respeto a nadie.

• Compartir tus sentimientos, emociones y experiencias con los demás y favorecer que ellos compartan las suyas contigo.

• Resolver los problemas cotidianos antes de que aparezcan emociones negativas como la ira y el enfado y la situación se descontrole.

Sin embargo, debes considerar que por mucha asertividad que uses siempre habrá gente que seguirá dándote un no como respuesta si les pides algo que va en contra de sus intereses o valores. También habrá quien te pueda malinterpretar y tomarse tu mensaje como un ataque personal. Y comprender sobré qué aspectos tenemos control y sobré qué aspectos no, es quizá la clave más importante para emprender un actitud asertiva en cada comunicación humana que llevemos a cabo.

Cinco claves para ser más acertivo

1. Reemplaza tus pensamientos negativos y amplia tu perspectiva: Para empezar es clave que sustituyas los pensamientos negativos que te surgen cuando haces valer tus derechos. Comprende que la gente no puede leerte la mente. Un gran y clásico error de la gente pasiva es suponer que la gente sabe qué está ocurriendo en tu interior.

2. Sé siempre lo más concreto que puedas y defiende “tu” verdad: Para ser asertivo no debes exponer tan sólo las situaciones, también debes dejar muy claro lo que quieres. Debes ser capaz de transmitir exacta y detalladamente lo que quieres y no una vaga idea general, o la situación probablemente se te escape de las manos. Recuerda que hablar de forma asertiva no transforma tu mensaje en la única verdad, pero sí que lo transforma en tu verdad.

3. Explica los motivos de tus peticiones o sugerencias: Cuando pidas algo que realmente quieras conseguir explica también tus motivos. Dar motivos es una excelente forma de reducir las probabilidades de que te rechacen porque tu interlocutor verá que hay un razón real que sustenta tu petición, y que no es un capricho tuyo. También es muy importante que en general te acostumbres a hablar de hechos objetivos y concretos, y no de tus conclusiones.

4. Prevalece siempre el “yo” sobre el “tú”: Utilizar la palabra “Tú” en tus argumentos puede interpretarse fácilmente como una acusación y entonces, como mecanismo de auto-protección, la gente se cierra y se distancia. La clave es usar “Yo” en lugar de “Tú”, y mantenerse siempre concentrado en el problema que tienes, no en acusar o culpar la otra persona. Otra de las ventajas de los mensajes “Yo” es que son muy difíciles de discutir porque siempre irán seguidos de una emoción o sensación, y nadie te podrá discutir nunca cómo te sientes. Además, las emociones se contagian al hablar de ellas. Cuando expresas lo que sientes la gente empatiza contigo porque conoce la emoción a la que te estás refiriendo.

5. Empodera tu postura frente a las situaciones: Debido a que las emociones son contagiosas, si quieres comunicarte de forma asertiva deberás transmitir también eso con tu lenguaje corporal. Pero hay más, cuando quieras ser asertivo no te encojas ni empequeñezcas tu postura. Mantén una postura corporal firme y calmada, sin mostrar debilidad a tu interlocutor ni, sobre todo, a ti mismo. Esta postura es la que se conoce como Postura de Poder y fue determinada a través de estudios realizados en los Estados Unidos en el año 2010. Curiosamente es la postura que propone el famoso entrenador de mascotas César Millán, como una manera de que el animal entienda a la perfección los deseos de su amo sin conflictos o cuestionamientos en el dominio de una determinada situación.

Fuente consultada: habilidadsocial.com