Un perro viejo camina lento por la Terminal de Ómnibus vacía mientras una mujer repasa los pisos del lugar aunque ya estén limpios porque casi nadie pasa por ahí desde hace más de 100 días. Unos pocos locales abren sus puertas: el bar, la Quiniela y un kiosco. Es fin de semana extra largo en el inicio del receso de invierno y en circunstancias de la “vieja normalidad” el lugar hubiera sido un hervidero.

Es que hay dos crisis que confluyen y ambas tienen que ver con la pandemia de coronavirus: la del turismo, que azota con fuerza y por igual a los pequeños y medianos comerciantes de la ciudad como a los hoteleros y todos los trabajadores del sector; y la del transporte, que lleva más de 100 días de paro.

Para el empresario hotelero, Darío Ramato, se trata de una crisis sin precedentes por la duración y por los alcances que tiene. Asimismo, señala que el escenario no es el mismo que el de otros destinos, como Bariloche o los considerados puntos invernales, que viven un desastre en sus economías. Afirma que si la cuarentena se hubiera dado en diciembre, Carlos Paz estaría en situación de quiebra y que hoy la expectativa está centrada en conseguir el tiempo necesario para que se dé, al menos por unos meses, la esperada temporada estudiantil.

“El hotel Los Sauces (propiedad de su familia) no cerró ni una noche sus puertas en 70 años, hasta la llegada de la pandemia”, aseguró Ramato.

Del “vení” al “por ahora, no vengas”

Un móvil de un canal cordobés llegó este viernes a Carlos Paz para registrar opiniones sobre lo que està pasando en la villa y tener un termómetro de la realidad de las localidades turísticas. El panorama es sombrío y el futuro, incierto.

El eslogan clásico de Carlos Paz para atraer turismo siempre fue una invitación a venir. Y ese verbo se replicó en distintas campañas publicitarias a lo largo de la historia. Y es raro, pero desde que arrancó la pandemia lo que se dice es: “por ahora, no vengas”.

Y los retenes en el ingreso a la ciudad que se dieron durante el fin de semana del día del Padre y en éste “extra-largo” muestran claramente que lo que se quiere es que no ingrese gente desde ciudades o pueblos con circulación del virus.

En circunstancias normales, la ciudad suele alcanzar un 55 por ciento de ocupación de promedio en el mes de julio. Sabido es que no es temporada fuerte y alta de Carlos Paz pero el número no es para nada despreciable si se tiene en cuenta que la ciudad cuenta con 40 mil plazas hoteleras y un número similar o mayor en alojamiento informal.

La realidad puede verse en un simple paseo por el centro cualquier sábado o domingo. Los bares facturan entre el 15 y el 20 por ciento de lo habitual y los empleados de los negocios esperan con ansias al primer cliente del día.

El pensamiento recurrente de comerciantes, hoteleros y trabajadores del sector gira en la misma idea: cuándo se comenzará a ver la luz al final del túnel.

Un sábado a la noche en Carlos Paz.