Cerca de finalizar el tiempo reglamentario del partido, el árbitro (bien ubicado) pasó por alto una mano dentro del área visitante tras un remate de Alexis Peresotti que, sin dudas, le hubiese dado un giro al resultado del partido.

El ¡siga, siga! de Francisco Lamolina estuvo presente en el Hermanos Pallaro. Tras el gol del empate de Retamozzo, Atlético no dejó de atacar el arco rival y en una de las últimas acciones, “Batata” Peresotti controló dentro del área y remató a la portería visitante. Sin embargo, su lanzamiento fue detenido por el brazo del defensor.

En su afán por tapar el tiro y a la vez girar su cuerpo, el lateral derecho de Las Palmas detuvo la pelota previo al despeje del central pero, para el juez, las quejas (y evidencias) fueron dejadas de lado y el reclamo se difuminó con el correr de los minutos finales.

Un penal que habría cambiado la historia. Un penal que dejaba al elenco de Pochettino en las puertas de su segunda victoria en el torneo.