Descubrir la vida de los otros es uno de los atractivos más inquietantes de la literatura y de otras artes como el teatro y el cine, donde existe la posibilidad de contar una historia. Conocer esos mundos que pertenecen a otros,  lejanos a nuestra cotidianeidad, aviva la llama de la exploración y genera esa empatía que llegamos a sentir hasta por los más villanos con algún que otro atisbo de humanidad.

Las malas, novela de Camila Sosa Villada, nos sumerge en el mundo de las travestis que alguna vez vivieron junto a la tía Encarna o que conocieron a esta hada madrina indiscutida, de todas ellas. Personaje ficticio o real, poco importa. Las que alguna vez trabajaron como prostitutas en el Parque Sarmiento de Córdoba capital para poder subsistir porque no había otro lugar posible para ellas, tienen voz y madre en esta obra. Diosas negadas y al mismo tiempo aceptadas para dar placer en el anonimato y  la oscuridad de la noche.

Desde el más profundo dolor y las huellas del desprecio experimentado en carne propia, emerge esta prosa tan doliente como poética.

Las travas, que suelen ser seres invisibles la mayor parte del tiempo, -como dice la autora-, se muestran en su esplendor de matronas exuberantes, herejes para el gran ojo social que todo lo juzga,  ahí todas juntas. Seres performáticos tan imperfectos como mágicos, cuya trama es capaz de mantener en vilo al lector desde el inicio hasta el final.

Quizás el anhelo al tomar por primera vez el libro, sea, en principios, querer escudriñar en ese submundo que parece feroz, prohibido y lejano para muchos, pero en el que poco a poco se va manifestando  la esencia de un relato ardiente, que tiene que ver con la búsqueda y la expresión del amor genuino, entre tanto rechazo, soledad e hipocresía.

Basada en hechos reales, Las malas es una historia que se abraza por momentos a un realismo mágico sorprendente y esperanzador. Nos habla de esos amores que rescatan cuando todo parece perdido.

Una prostituta que acaba de parir se enamora de quien menos espera y cambia su vida para siempre.  La Tía Encarna es adorada por un “Hombre Sin Cabeza” que lo acepta todo de ella, entregándole ternura y contención genuinas. Y además, esa tía, como elixir sublimado, adopta a un bebé, El Brillo de los Ojos, abandonado en la calle, para asumir el  gran compromiso de criarlo y dar su vida por él.

¿Y cómo olvidar lo que hace luego ese niño por quien ayuda en su crianza: “María la Pájara”? Vale la pena adentrarse en este universo tan oscuro como festivo, tan triste como alegre, tan aterrador por momentos, como atrapante y necesario.

Es cierto que en Las malas conviven la furia y la fiesta de ser travesti, tan cierto como la belleza estilística y la resiliencia de una autora que construyó su propia identidad  a través de la literatura y las artes escénicas, que no dejan de impulsar sus alas y animarla, cada vez, a ir un poco más allá.

Sobre la autora

Camila Sosa Villada nació en 1982 en La Falda (Córdoba). Estudió cuatro años de Comunicación Social y otros cuatro de la licenciatura de Teatro en la Universidad Nacional de Córdoba. En 2009 estrenó su primer espectáculo unipersonal, Carnes tolendas, retrato escénico de un travesti. En 2011 protagonizó la película Mía, de Javier van de Couter. En 2012 actuó en la miniserie La viuda de Rafael. En 2014 hizo en teatro El bello indiferente, de Jean Cocteau. En 2015 Despierta, corazón dormido/Frida. En 2016 Putx madre y en 2017 El cabaret de la Difunta Correa y la miniserie La chica que limpia. Tiene dos libros publicados: La novia de Sandro (poemas, 2015) y El viaje inútil (ensayo autobiográfico, 2018). Fue prostituta, mucama por horas y vendedora ambulante. A veces canta en bares.

 

Las Malas

Editorial: Tusquets

Temática: Novela contemporánea

Colección: Rara Avis

Número de páginas: 224

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