Estaba todo listo para el traslado del mono Coco Simón a la reserva Proyecto Carayá de La Cumbre, pero una fuerte polémica entre instituciones proteccionistas derivó en una suspensión de la medida.

Según informó La Estafeta On Line, la determinación llegó desde la Fiscalía especial de Delitos Ambientales de la ciudad de Buenos Aires (UFEMA) en medio de un conflicto que incluye presentaciones judiciales, denuncias de amenazas y acusaciones cruzadas entre la Fundación Pájaros Caídos de San Isidro (FPC), designada como titular del animal, y la ONG del norte de Punilla.

Al parecer, el destino del animal deberá esperar a una decisión superior a la justicia porteña. El mono permanecerá alojado en la vivienda particular de la directora de la Fundación Zorba (FZ), quien recibió al animal no humano de seis años por parte de FPC.

Si bien el plan inicial de traslado contemplaba la posibilidad de que la titular de FZ viajara con Coco hacia La Cumbre para participar de su proceso de adaptación y rehabilitación, cientos de comentarios negativos en las redes sociales del Proyecto Carayá; denuncias públicas de amenazas telefónicas contra la directora de esa ONG; presentaciones judiciales de abogadas animalistas particulares y en representación de FPC que cuestionaban el traslado y la metodología del lugar de destino conformaron un combo que derivó en la suspensión de todas las acciones.

La polémica 

“Nosotros nunca pedimos a Coco. La Fiscalía nos consultó porque ningún zoológico lo quería recibir debido a su estado de salud. Incluso, muchos de estos lugares decían que era un caso para eutanasia. Aceptamos recibirlo y, mientras, se lo dieron en tenencia como titular a la Fundación Pájaros Caídos. Así comenzó todo. A partir de ahí vivimos un infierno”, relató a La Estafeta, Alejandra Juárez, directora de Proyecto Carayá, el centro de rescate, rehabilitación y conservación de primates de La Cumbre.

Y continuó: “Comenzamos intentando recolectar información sobre la vida diaria del mono, pero la FPC nos cerró las puertas desde el primer momento. Cuando la Fiscalía resolvió el traslado empezaron las barbaridades. Mensajes contra el proyecto en redes (llegaron a decir que nos comíamos los monos) y amenazas telefónicas a mi teléfono particular desde números no identificados. Tenemos prueba de todo. Fueron ataques directamente sanguinarios por parte de la FPC y abogadas animalistas sin fundamentar por qué querían quedarse con Coco, cuya cara ya estaba impresa en una remera para la venta y se solicitaban donaciones contando su historia”.

 

Foto: Ana Vollenwieder, para Fundación Zorba.