Las imágenes muestran el cauce seco del río San Antonio en el centro de la ciudad. Sin embargo, si hacemos un repaso de los niveles del lago de la última década, para esta época del año se observa que no estamos ante una situación única o anormal.

Carlos Paz Vivo! relevó los niveles del Dique San Roque informados por la Dirección de Recursos Hídricos de la Provincia entre el año 2010 y 2020 (este último registro fue extraído del sitio Diques de Córdoba, ya que el Gobierno Provincial rediseñó su web y aún no están publicados).

Comparativamente, este año ocupa el tercer puesto, ya que hubo otros dos años en que el embalse estuvo más seco. Analizando los números fríos que devuelven las estadísticas, y tomando siempre el nivel del día 5 de octubre, se comprobó que 2020 no es el peor sino que 2013 y 2011 fueron los años más críticos en los que el San Roque estaba aún más bajo.

Por ejemplo, el 5 de octubre de 2011, la altura del espejo de agua en el paredón del Dique era de sólo 28,88 metros y se encontraba 6,42 metros por debajo del nivel del vertedero (35,30 m.). El 5 de octubre de 2013 registró 30,58 metros, 4,72 metros por debajo del embudo y, este 5 de octubre de 2020, la altura de lago fue de 30,94 metros, o sea a 4,36 metros del embudo.

Postal desfavorable.

Más allá de los datos fríos, la imagen del cauce seco en el centro de la ciudad da tristeza y llama mucho la atención. Año tras año la situación empeora, ya que el río en cada creciente trae sedimentos y cada vez en mayor cantidad, debido a la deforestación e incendios. El problema es que ese material se acumula en el fondo del embalse y hace que la profundidad y la capacidad de almacenamiento disminuya constantemente.

Una política de extracción de los mismos es una medida que debería tomarse de manera urgente para que en los próximos años la imagen que recorra el país no sea aún mas lamentable.

Cuidado del agua

Mientras la Cooperativa Integral y la Municipalidad de Carlos Paz discuten si estamos en alerta roja o alerta naranja, de más esta decir que es esencial cuidar al máximo el recurso, no derrochar la más mínima gota de agua, ya que siempre en esta región será un recurso escaso.

En conclusión y, parafraseando el popular dicho que repite el conductor Guido Kaczka, podemos decir que el lago “está mal, pero no tan mal”; aunque no hay que relajarse y se debe cuidar más que nunca.

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