La detención del joven que un año después fue absuelto por el crimen de Calise. (Foto: Gentileza La Voz)

Fue un domingo, el 4 de marzo de 2007. El empresario de la noche, Hugo Calise, volvía de hacer las compras en un supermercado de Córdoba junto a mujer y a su hijo de dos años.

Mientras ingresaba a su casa ubicada sobre el pasaje Ferrer, a pocas cuadras del centro de Carlos Paz, en plena siesta lo interceptó un hombre joven que llevaba un pañuelo para esconder su rostro y una gorra. Estaba armado con un revólver y obligó a Calise a ingresar a una habitación de servicio.

“Esto es por la plata del Turco”, le dijo y luego le disparó en el rostro. Calise, que hasta un tiempo antes había sido el dueño de la disco Bakú, en Carlos Paz, murió en el acto con su mujer y su hijito como testigos del tremendo hecho.

12 días después del crimen, el fiscal del Primer Turno de Carlos Paz, Gustavo Marchetti, estuvo al frente de una serie de allanamientos que se realizaron en varias viviendas y en un hotel de Villa del Lago, tras los que se detuvo a un joven de 20 años a quien se lo imputó por el homicidio.

Las pruebas se basaban en el testimonio de una mujer que había visto al joven a unas cuadras del lugar donde se perpetró el crimen en un horario que coincidía con el momento en el que Calise recibió el disparo mortal.

“Por los datos que tenemos, creemos que la persona que está detenida podría ser quien dio muerte a la víctima”, dijo aquel día el exjefe de la Departamental Punilla, Ramón Frías, quien luego pasaría a ser el jefe de la Policía de Córdoba.

El joven, al que no nombraremos en este artículo, fue detenido y trasladado al penal de Bouwer. Poco tiempo después se le dictó prisión preventiva y la causa fue elevada a juicio. Se había cerrado del círculo investigativo sobre el autor material aunque no se profundizó sobre las verdaderas causas del crimen y sobre quién era o es el nombrado “Turco”.

Calise había llegado a Carlos Paz luego de tener un boliche en Traslasierra. Aquí abrió Bakú, en el lugar donde durante años funcionó la mítica disco Chez Amí. Por razones que no se conocen, tuvo que cerrar pero decidió quedarse a vivir en Carlos Paz.

Entre los investigadores, en aquel momento se habló de un ajuste de cuentas por deudas. Pero no se siguió mucho más esa línea.

El juicio y la vuelta a foja cero

En el juicio que se celebró en 2007, la Cámara 5ª del Crimen de Córdoba absolvió y ordenó la libertad inmediata del único detenido e imputado por el hecho.
La sentencia fue unánime entre los tres miembros del tribunal que coincidió con lo que plantearon los jurados populares.

El fiscal del juicio, Fernando Amoedo y el defensor del acusado, Thor Rodolfo Sitoni, habían pedido la absolución.

En declaraciones al diario La Voz realizadas después del juicio, el fiscal de Cámara, señaló que los elementos de prueba con que se basó la acusación “no permitían avanzar en el grado de probabilidad” para vincular a quien estaba imputado. “Por el contrario, hubo una atenuación de la probabilidad quedó en una mera sospecha. Inclusive algunos elementos eran contradictorios en sí mismos y existían otras pruebas que desvirtuaron los indicios que representaban”, sostuvo.

Y luego dijo que la causa debería volver a Carlos Paz para comenzar de cero. Algo que nunca sucedió.

A medida

En diálogo con Carlos Paz Vivo, el abogado Thor Sitoni señaló que el caso Calise ofrece un buen espejo para observar cómo en muchas oportunidades la Justicia arma investigaciones a medida.

“Se decide quién es el autor y se arma una investigación a la medida de este autor. Ajustan toda la prueba para que encaje en esa hipótesis armada”, aseguró.

Su defendido estuvo 1 año y ocho meses detenido en Bouwer. Carlos Paz Vivo intentó hablar con él pero éste prefirió no volver a recordar lo vivido.

Sitoni remarcó que fue clave en el juicio el relato de los testigos que vieron salir al asesino de Calise de la puerta de la casa del pasaje Ferré. “Dos vecinas estaban en la puerta de una casa de enfrente en ese momento. Una joven que en ese momento tenía 17 años era una de las testigos y cuando ingresó al recinto donde se realizaba el juicio lo miró a mi defendido y lo saludó con su nombre”, contó. Y agregó que los jueces le preguntaron a la joven si lo conocía y si podía dar certeza de que era la persona que había salido de la casa de la víctima.

“No, nada que ver”, fue la respuesta de la joven y su testimonio fue clave para que se determine la inocencia del imputado.

Sitoni lamenta hoy que se haya escogido un camino equivocado para llegar a la verdad en un crimen que todavía hoy, 15 años después, está impune.

“Al descartar todas las demás hipótesis, se arruina cualquier posibilidad de arribar a la verdad. Se pisotea toda la prueba que puede servir para llegar a una conclusión cierta”, sostuvo.