Analía Rojas y Alejandro Barrera junto a sus hijos Noah y Hernán.

Analía Rojas y Alejandro Barrera son padres adoptivos de dos hermanos, Hernán (8) y Noah (7). Ellos pudieron cumplir su sueño de conformar una familia en Córdoba capital, después de cumplir con todos los procedimientos que establece la ley, en estos casos.

Para hablar sobre las dificultades en el proceso de adopción de niñas, niños y adolescentes, Analía relató cómo fue su espera para adoptar a sus hijos y en qué consistió, asegurando que “todos los momentos que tuvieron que atravesar, fueron necesarios para llegar a constituir a su nueva familia”.  El próximo 6 de noviembre celebrarán dos años de estar juntos, con mucho amor y una vida colmada de aprendizajes y desafíos por delante.

Intentos fallidos

Con Alejandro estamos casados desde hace 12 años y desde novios teníamos el deseo de ser padres, de ser familia para alguien que lo necesite, aunque siempre con el prejuicio tan arraigado en la sociedad de que ‘el proceso de adopción es muy burocrático, que piden muchos requisitos’ u otras cuestiones que se comentan, cuando alguien busca adoptar”, contó Analía en conversación con Carlos Paz Vivo!

Con esta idea en mente, la mujer aseguró que “se dejaron estar” y disfrutaron principalmente un buen tiempo del matrimonio, de los proyectos en común y los viajes.  En un momento se percataron que los hijos biológicos no llegaban, pasaba el tiempo y el proyecto de familia se iba desvaneciendo, por ese motivo, decidieron emprender el camino de la adopción, alguna vez pensado, cuando eran novios.

La decisión de adoptar

“Intentamos con fertilización asistida, tratamientos de alta complejidad pero no fue posible el embarazo. Decidimos entonces anotarnos en el Registro Único de Adopción (RUA). Nos atendieron muy bien, era diciembre de 2014, nos dieron todos los papeles para completar y tuvimos tiempo hasta febrero de 2015 para inscribirnos”, relató Analía y recordó que fue un momento muy especial: “Logramos juntar todo, es mucho, pero son los documentos que el Estado requiere para garantizar que la vida que te da para que cuides, esté protegida”.

Luego, destacó: “No se trata solo del deseo de los adoptantes de ser padres o madres, sino de la posibilidad real de que ese niño, niña o adolescente, pueda tener una familia. Cuando uno tiene ese mirada, esa cantidad de requisitos que solicitan se reúnen con mucho amor, porque es un paso muy importante para que un niño pueda concretar su deseo de tener una familia”.

La dulce espera

Analía aseguró que desde el primer momento en que completaron la carpeta y la entregaron en el RUA, fue iniciar la dulce espera. “Una espera más larga, pero dulce espera al fin, -como nos dijo una abogada que ese día estaba en el Registro-; la frase nos marcó para siempre, pero así fue. Con todos los sueños y anhelos cargados en la carpeta, la dejamos y esperamos”, manifestó.

En un primer momento, la pareja quedó a la espera de niños hasta los 3 años, un sub-registro que cuenta con demasiados postulantes, dado que más del 90% de quienes se postulan o anotan para adoptar, lo hacen para el rango etario de 0 a 3 años.

Contención de los grupos de apoyo

Luego, Analía y Alejandro investigaron sobre adopción en nuestro país y fueron aprendiendo más sobre el tema. “Nos encontramos con distintos grupos autogestivos como ‘Ser familias por adopción Buenos Aires’ y también tuvimos la suerte de encontrar a UCLA (Unidos con lazo de amor) de Córdoba, constituido por personas que quieren adoptar o padres que ya habían adoptado. Desde allí, hacen, de manera voluntaria, un acompañamiento a todos los que estamos en este camino”, expresó Analía.

Y agregó: “Mientras esperamos que nos llamen, nos fuimos preparando para ser padres. Tuvimos charlas con especialistas, acceso a testimonios. UCLA nos ayudó mucho a través de sus reuniones mensuales y otras actividades que realizaban. Comprendimos allí la necesidad de anotarnos para adoptar chicos más grandes, mayores de tres años”.

Niños y niñas mayores de 3 años

Respecto a los niños y niñas mayores a esta edad, Analía explicó: “Conocimos su realidad, la mayoría tenía otros hermanitos en la misma situación que ellos, cuyos derechos habían sido vulnerados. Entendimos la necesidad de anotarnos en el sub-registro de niños desde los 3 años”.

Analía y su esposo renovaron año a año, como todo aquel que pretende adoptar, los papeles necesarios que solicitan en el RUA. “Ampliamos nuestra disponibilidad adoptiva, nos anotamos para grupos de hermanos y las posibilidades de ser padres, aumentaron”, aseguró.

El llamado

En el 2019,  después de 3 años de haberse anotado en el RUA, cuando Analía y Alejandro se encontraban en México, de viaje, los llamaron para hacerles una evaluación. “Ese es el segundo paso importante en el proceso de adopción. Luego de muchas entrevistas psicológicas, visitas al hogar, entre otras cuestiones, nos dieron el apto para adoptar”, comentó la mujer.

A partir de ese momento, los acontecimientos rumbo a la adopción fueron más rápidos. “Nos dieron el apto en mayo, nos llamaron desde un juzgado en junio. Nos enteramos que teníamos la posibilidad de adoptar en ese momento a hermanitos de 5 y 7 años que pertenecían a distintas familias de acogimiento”, contó Analía sobre el esperado llamado.

Cuando el matrimonio regresó a Córdoba, coordinaron la primera visita a Hernán y Noah en el RUA. “Para nosotros fue el día que nació la familia, cumplimos dos años de estar juntos este 6 de noviembre. Fue como un parto”, expresó la mujer.

Las familias de acogimiento

Las familias de acogimiento de los dos hermanos les brindaron todo el amor posible allanándoles el camino a la pareja adoptante. “Hernán estuvo con su familia dos años y medio y Noah lo mismo junto a la suya. Dejar de estar con ellos, con Noah y Hernán, fue un proceso difícil para las familias de acogimiento, dado que pasaron mucho tiempo con los niños, esperando que llegue la familia definitiva, y no siempre se está preparado para esa separación. Estamos muy agradecimos con ellos siempre, y seguimos estando en contacto con ellos, saludándonos en fechas especiales, etc.”, sostuvo Analía.

Después, la madre detalló: “Como el deseo de los hermanos era crecer juntos, la jueza se puso en la tarea de encontrar la familia ideal que les pudiera dar la oportunidad y aparecimos nosotros, fuimos elegidos. Nos empezamos a conocer, primero fueron visitas y luego llegado el momento, con el fin del ciclo escolar de Noah, comenzaron a vivir los dos con nosotros”.

Para finalizar, Analía reflexionó: “Hoy, en el proceso de adopción la ley prioriza el deseo de los chicos y ellos tienen voz. Respecto a los tiempos, son los necesarios para cumplir un propósito tan importante como es el de darle familia a niños y niñas. Es necesario prepararse y mucho”.

Familia Barrera Rojas.

 

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