Ciro Martínez, un habitué del festival.

Por Adrián Camerano. La jornada inaugural del quizás festival más ambicioso de nuestro rock significó para este cronista un paseo jalonado por sensaciones y emociones sentidas a lo largo de su vida. Si una virtud tiene el Cosquín Rock que sigue este domingo con Los Fabulosos Cadillacs en su plato principal es esa: la de ofrecer un menú tan variado y tan rico, que es casi imposible no encontrar algo que nos guste, o nos haya gustado –mucho- en alguna etapa de nuestra vida como público de rock.

Así fue como una recorrida por la fecha inaugural permitió disfrutar de un guitarrista de blues excelso como Rich Robinson, de los ahora separados Black Crowes. Del inoxidable Juanse, que sigue rockeando, o de Luciano Napolitano tocando festejados temas de su padre, Pappo. También de una gran banda, Viticus, con un demoledor set final de tres temas de Riff: Susy Cadillac, Betty Silicona y Macadam 3, 2, 1, 0. Y ni hablar de Ciro Martínez, uno de los artistas más convocantes de la escena actual, que presentó hace poco su último disco, Naranja Persa. Hubo mucho rock y del bueno, en definitiva lo que se espera de un festival de esta magnitud y de un evento que además ya es más que eso: es un concepto.

Pero atención: si la primera fecha del CR tuvo la virtud de retrotraernos a nuestra adolescencia noventosa, y contarnos además que nuestros ídolos la siguen rockeando –un aplauso para ellos-, conviene no engañarse: puede que nada sea igual a lo que era entonces. La Juanse & The Band no son Los Ratones Paranoicos, y el Juanse de look Austin Powers que toca en este escenario cargado de cruces nada tiene que ver con aquel que se tiraba al público a poguear semidesnudo, en las noches calientes de Cemento o de Obras. Aunque hable igual, sea muy parecido físicamente y toque la guitarra bastante bien, Luciano no es Pappo, y Viticus –aún con Boff de invitado- no es Riff. La Rich Robinson Band no son los Black Crowes, aunque toquen temas de ellos y el cantante se esfuerce por imitar a Cris Robinson, el hermano del inexpresivo Rich. Y Ciro y Los Persas no son Los Piojos, aunque sean los temas de la banda de El Palomar lo más festejados por los miles que esta madrugada se retiraban del predio con una sonrisa y empachados de rock.

No es la idea ser nostalgiosos ni apelar a que toda banda pasada fue mejor, pero sí conviene diferenciar. Cabe en todos estos artistas el mérito de regalarnos rock del bueno, y de seguir en ese camino pasados los 60 y los 70, como en el caso del gran Vitico. No es poco.

Párrafo aparte para algunas gemas encontradas: Nico Bereciartúa la rompió en la Casita del Blues, el simpático escenario dedicado el género; Vitico tiene un nieto, y canta muy bien; Los Pericos festejaron 30 años de reggae, ska y rock, y también nos hicieron regresar a nuestra adolescencia, ellos sí con su formación original, menos El Bahiano. Hoy cierran LFC, otra muestra de que el tiempo pasa, y no nos vamos poniendo tecnos.