Imagen a modo ilustrativo.

Luego de recibir la vacuna contra el coronavirus, cualquiera de ellas sea, muchas personas sienten dolores e hinchazón en el brazo en donde se administró la inyección. El dolor y los sarpullidos son respuestas normales cuando nos inoculan sustancias extrañas en el cuerpo. Las causas del dolor que se siente depende de muchos factores.

La vacuna no duele por sus componentes ni por la cantidad de líquido administrado, la cual es realmente pequeña en comparación por ejemplo de la típica inyección que se aplica en el glúteo y que posee 20 veces más la cantidad de líquido que la vacuna. Tampoco duele por el tipo de aguja utilizada ni por la velocidad de la inyección ni la profundidad que atraviesa.

La explicación correcta al respecto la da Javier Pérez, enfermero del sanatorio FLENI: “Esta es una respuesta natural y significa que el sistema inmunológico del cuerpo está trabajando para construir una defensa contra el virus”.

El dolor en el brazo después de la vacuna sucede porque al principio registra una sustancia extraña, pero sólo es cuestión de horas para que el organismo la asimile y aumente el sistema inmunológico.

“La vacuna del COVID-19 se inyecta en el músculo deltoide. El problema es que la inyección puede causar pequeños desgarros en este músculo”, explica Pérez y remarca que esto puede provocar una inflamación en la zona que rodea la inyección, lo que puede dar lugar a un ligero dolor, molestias o sensibilidad durante algunos días.

Los especialistas recomiendan realizar movimientos circundantes relajadamente con el brazo dolorido y estirar suavemente los hombros para promover el flujo sanguíneo a la zona y reducir el dolor.