Imagen ilustrativa.

Por Carlos Torossi. Luego de la promulgación de la nueva Ley de Alquileres en 2020, los locatarios están atrapados entre baja oferta de viviendas, alquileres altos e índices de actualizaciones varios.

Conseguir una vivienda para alquiler en estos días puede convertirse en una odisea. Entre valores por el cielo -más las actualizaciones anuales- sumado a la inflación generalizada, pueden hacer flaquear a cualquier economía hogareña. Tomando como ejemplo a un hogar compuesto por un empleado de comercio y un empleado gastronómico, el costo del alquiler puede llevarse casi el 40% del ingreso familiar. Eso si el propietario permite el ingreso a hijos o mascotas.

Trabas en el ingreso

Luego de conseguir el inmueble más acorde, la ubicación que más los beneficie , sortear las prohibiciones del propietario y reunir el dinero para ingresar, el inquilino debe conocer los índices que el monto de su contrato de alquiler deberá enfrentar: el IPC (Índice de precios al consumidor), en RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de Trabajadores del  SIPA) y el ICL (Indice de Contratos de Locación) y, por último, presentar las garantías que impone la ley y deje satisfecho al locador. Entre éstas últimas tenemos: Garantía propietaria, Aval bancario, Seguros de caución y la figura del Fiador, pero se limitan a la garantía propietaria ya que los demás –por costos o falta de posibilidad de acceso- quedan en la teoría.

Oferta limitada

Desde la puesta en marcha de la nueva ley de alquileres en julio del 2020, hubo una merma en la cantidad de inmuebles en oferta y un incremento en los montos de los contratos debido al “Efecto Lipovetzky” -quien fuera diputado nacional con mandato cumplido en 2019- que, junto a organizaciones de inquilinos, impulsó la creación de una ley que pusiera un marco a una actividad que reclamaba mejoras en sus condiciones. Sólo en CABA la cantidad de inmuebles en alquiler bajó un 20% desde 2019 y un 10% más desde 2020.

¿A quién escuchar?

 Hay intenciones de modificar la ley. Para eso se reunieron el presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina y la directora de la Federación Inmobiliaria de la República Argentina (FIRA) y presidenta de la Cámara Inmobiliaria de la Provincia de Buenos Aires (CIBA) con la senadora Magdalena Solari Quintana y el diputado Diego Sartori. El objetivo era conocer la mirada de los inmobiliarios para intentar acordar una reforma de la norma actual que permita un mejor escenario del mercado de alquileres y hasta el impulso de un impuesto a la vivienda vacía (sobretasa a Bienes Personales a quienes tengan más de tres propiedades).

Como si todo lo detallado hasta acá fuera poco, no hay una sola voz a quien escuchar ya que están los Inquilinos Agrupados –que ayudaron a impulsar la ley- y los Inquilinos DesAgrupados que desconocen a los primeros.

Y, además, algo que nadie se atreve a decir, es que hasta no hace mucho la renta obtenida por el alquiler de un inmueble era del uno por ciento de su valor en dólares. Este importe quedó muy por debajo de su valor histórico por la depreciación de nuestra moneda, eso sumado a la suba de los costos de reparaciones y mantenimiento, terminó convirtiéndose así en otra traba para la oferta de inmuebles en alquiler.