En esta pandemia por coronavirus que ya lleva más de un año, se puso en discusión, en un principio, si el virus se transmitía o no a través del aire (incluso la OMS lo puso en tela de juicio); hoy sabemos con absoluta seguridad que el SARS-CoV-2 se transmite sobre todo por el aire.

Incluso, en los últimos tiempos, se hizo un replanteo de medidas preventivas. Científicos prestigiosos del mundo entero, se pusieron de acuerdo en ahorrar algunas medidas como limpieza de superficies y se concedió prioridad máxima a la reducción del riesgo de contagio por inhalación del virus.

Se demostró que los interiores mal ventilados son los entornos de mayor peligro, porque las partículas con virus pueden quedarse en suspensión hasta que alguien las respire. Y aunque no contemos en casa y en otros lugares que transitamos cotidianamente con un aparato que advierta de la presencia de virus en el aire, podemos contar con un indicador de la calidad de ese aire: el CO₂ (dióxido de carbono).

Las personas al hablar, exhalamos CO₂ . A mayor concentración de ese gas que expulsamos al respirar, peor es la ventilación del sitio donde nos encontremos.

Por lo tanto, lugares chicos o grandes, sin suficiente ventilación y con varias personas, es un foco de contagio muy probable de Covid-19.

Por lo tanto, cuanto más chico es el lugar que se comparte con personas, como un auto por ejemplo, mayor es la probabilidad de contagios.

¿Qué pasa adentro de un auto?

El interior de un automóvil es el escenario más claro por sus reducidas dimensiones, sirve de ejemplo a escala reducida de lo que sucede en estancias más amplias.

Al entrar en un auto en el que haya otra persona con las ventanillas cerradas, la medición de CO₂ se dispara hasta niveles preocupantes, ya que un porcentaje de lo que se respira, lo ha exhalado el otro pasajero. Pero con abrir las ventanillas apenas unos dedos, y generar ventilación cruzada, el aire de la cabina entra en permanente renovación. En una casa, un bar o un aula funciona igual.

Cabe destacar que actualmente se puede hacer un control con un aparato de lectura de CO₂, en espacios que comparte la gente a diario, para conocer de qué modo estos se encuentran ventilados.  No obstante, científicos aseguraron que en muchos entornos estables, como en las escuelas, no hace falta tener un medidor instalado. Basta con unas mediciones y ya se sabe qué es lo que se necesita para mantener buena renovación del aire en el lugar.

Cómo evitar los riesgos de contagio en espacios cerrados

La semana pasada, en España, la viróloga Margarita Del Val y un centenar de científicos y sanitarios, dirigieron una carta a las autoridades españolas en la que reclaman que se tomen medidas de forma urgente para evitar los contagios que se producen por culpa de la mala ventilación.

Entre ellos, el uso del CO₂ como referencia para calcular la calidad del aire que respiramos.

Otro de los firmantes fue Javier Ballester, catedrático de la Universidad de Zaragoza, expresó: “No se puede informar a golpe de Twitter”. “Todo es muy complejo: la biología, el comportamiento, pero hay dos factores con beneficios que nadie tiene duda: ventilar y mascarillas”, señaló.

En tal sentido, Ballester señaló que así como el Estado regula la calidad de los tapabocas, debería preocuparse por proporcionar conocimiento a la población para airear en condiciones.

“Se acumulan las anécdotas sobre particulares y centros educativos que ventilan antes de que llegue la gente, dejando la estancia helada, pero cierran en cuanto se llena, que es cuando se produce el riesgo. Si no lo saben, no las abren o no se sientan al lado de la ventana en el bar: la conciencia individual es decisiva”, resumió el científico.

 Clase en tiempos de Covid-19-. Foto, gentileza El País.

Medir CO₂ : la mejor herramienta tecnológica para prevenir

Por su parte, el científico Pedro Magalhães de Oliveira, de la Universidad de Cambridge, estudió cómo se desenvuelven los aerosoles contagiosos, es decir, las partículas virales en suspensión que se emiten al hablar, cantar o respirar.

Para hacer un cálculo de las mejores condiciones para cada tipo de estancia, Oliveira desarrolló una herramienta en línea, airborne.com.

En su opinión, “el potencial de medir los niveles de CO₂ en interiores se ha pasado por alto en gran medida”. “Las autoridades sanitarias podrían utilizarlo para identificar lugares de alto riesgo e informar mejor a las personas que los gestionan”, explicó a El País de España y advirtió que incluso en un espacio bien ventilado, podría haber transmisión de corto alcance, cuando se respiran las partículas virales poco después de que una persona enferma las exhale, antes de que los aerosoles se diluyan. “Por eso es tan importante usar una mascarilla y mantener una distancia segura incluso al aire libre”, avisó.

Por último, la viróloga Del Val,  señaló que “No es lo mismo la medición de CO₂ en un bar donde se puede descubrir la boca para hablar y gritar, que un teatro o un museo, donde  se está callado todo el tiempo y con barbijo o mascarilla puesta”.

Por eso, la científica cree que los niveles de CO₂ de referencia para locales en los que se puede sacar el barbijo, deberían ser más estrictos y más laxos para otros.

Además, aseguró “sería una herramienta perfecta para la hotelería. Hay que apoyar a los bares, pero primero hay que entender bien lo que sería un entorno de menor riesgo si uno se apoya en estas herramientas”.

Pasando en limpio

La ventilación con aire exterior en cantidad suficiente, mediante ventilación natural, mecánica o combinación de ambas, debe instaurarse como una medida imprescindible en todas las actividades que se realicen en espacios interiores de todo tipo, sean públicos o privados.

La ventilación debe realizarse de forma continua. En caso de ventilación natural, debe ser cruzada y distribuida, para garantizar su efectividad.

Deben definirse las tasas de ventilación que es necesario mantener. Estas recomendaciones pueden expresarse en términos de niveles máximos de CO₂ o de flujo de aire.

Los barbijos o mascarillas constituyen una de las herramientas de prevención más eficaces, tanto para la población general como para trabajadores más expuestos.

Es necesario ventilar los ambientes cerrados mientras la gente está en ellos,  tomar distancia entre las personas y que usen barbijos.

Exigir el uso de mascarillas en el interior en lugares de trabajo, donde se comparte el aire interior durante muchas horas, aunque se mantenga la distancia de seguridad de dos metros.

-Dado que la probabilidad de contagio al aire libre es al menos veinte veces menor que en interiores, debería promoverse todo tipo de actividades en el exterior.

La medida de CO₂ es la mejor, si no la única, solución tecnológica de bajo coste disponible para verificar en cada momento si la ventilación es suficiente o si es necesario incrementarla. También permite optimizar la ventilación, evitando corrientes de aire excesivas o consumos de climatización innecesarios. Además, tiene un coste muy reducido y constituye una solución totalmente viable en cualquier actividad, pública o privada. Por todo ello, consideramos necesaria su implantación urgente y generalizada.

Fuente: El País.