El 16 de julio de 2003 se presentó como un día frío y ventoso. Las nubes cubrían de a ratos el cielo de Carlos Paz y en la avenida San Martín se ofrecían excursiones a los turistas que habían llegado a la ciudad en esa temporada de invierno. Entre las ofertas estaban las excursiones en el anfibio El Cisne, un atractivo recorrido por la ciudad que empezaba en tierra y terminaba en aguas del lago San Roque.

Esa siesta, a pesar de que las condiciones meteorológicas no lo hacían recomendable, El Cisne salió en su recorrida repleto de turistas. El viento comenzó a soplar más fuerte y el oleaje del lago se hizo cada vez más peligroso.

Asimismo, el capitán y el ayudante que conducían la embarcación decidieron meterse al lago.Y  la embarcación no tardó en comenzar a tener problemas. El agua ingresó por todos lados y en pocos minutos el anfibio El Cisne zozobró con 16 pasajeros a bordo.

La desesperación cundió entre los pasajeros que no encontraron salvavidas ni otras medidas de seguridad para flotar en el lago, que estaba picado por el fuerte oleaje.

La aparición del catamarán El Vencedor fue provindencial y los testimonios posteriores a la tragedia señalan que de no haber aparecido en la escena terrible de ese 16 de julio, todos los pasajeros hubieran muerto.

De todos modos, la tragedia se hizo presente: murieron cuatro personas, entre ellos, tres miembros de una familia santafesina y un turista marplatense.

A 18 años de la tragedia, lo que se puede decir es que no hubo un juicio a los responsables de la excursión y que la situación se resolvió en lo judicial en una instancia civil.

A partir de esa y otras tragedias en el lago San Roque, se decidió zonificar la navegación en el embalse y se incrementaron los controles a las embarcaciones que desarrollan actividades comerciales y de recreación en el San Roque.

Foto: La Voz.