El menor, de 9 años, se alimentaba con latas de conserva y vivía sin electricidad ni calefacción.

Según detalla Clarín, un niño vivió completamente solo entre los 9 y los 11 años en un departamento sin electricidad y gas. Fue abandonado por su madre en una pequeña localidad del sur de Francia y esta semana, la mujer fue condenada a 18 meses de prisión, pero sólo cumplirá seis de la condena.

El hecho sucedió en la localidad de Nersac, al sur de Angulema (departamento sudoccidental de Carente), y según la investigación de los gendarmes, el pequeño, por ese entonces alumno de sexto grado, fue abandonado a su suerte por su madre, una mujer de 36 años que tenía la custodia de él, pero vivía junto a su pareja a unos 5 kilómetros de distancia.

La madre fue procesada por negligencia hacia un menor y poner en compromiso su seguridad y fue condenada el martes último a dieciocho meses de prisión, de los cuales doce quedaron en suspenso y sólo deberá cumplir seis con un régimen de tobillera electrónica.

La mujer, que abandonó a su hijo entre los años 2020 a 2022, negó los hechos durante la investigación, al igual que hizo en el juicio, pero los vecinos confirmaron que el niño vivía solo en el departamento, en el que los gendarmes encontraron una heladera vacía y ningún signo que corroborara que un adulto vivía allí.

Más allá de que la mujer visitaba de vez en cuando al menor en un scooter para darle algo de comida, el pequeño vivía efectivamente solo y se alimentaba la mayor parte del tiempo de galletas, latas o tomates robados de un balcón vecino.

“Hice un pequeño huerto y el niño venía discretamente a llevarse tomates para comer”, relató una vecina al canal de televisión TF1.

El departamento en el que vivía no tenía calefacción ni electricidad, y el niño debía envolverse en gruesas mantas para afrontar los meses de invierno, particularmente frios en esa región francesa.

Pero, a pesar de estar bajo esas extremas condiciones, no le impidieron ir a la escuela todos los días, donde obtuvo buenos resultados y los profesores no se daban cuenta cuál era la situación fuera del horario escolar.

“Era sonriente, muy buen estudiante, siempre limpio, educado. Ninguna señal indicaba que hubiera sido abandonado”, destacó Barbara Couturier, la alcaldesa de Nersac.

El niño pasó los inviernos sin calefacción ni electricidad, viéndose obligado a bañarse con agua fría. Los vecinos solían ayudarlo con comida, hasta que uno de ellos denunció anónimamente la situación a la policía francesa.

El medio local Charente Libre informó que el menor fue entregado el año pasado a una familia de acogida y que no quiere ver a su madre.

 

Fuente y foto: Clarín