Guillermo Karlen es un veterinario cordobés radicado en Australia desde el 2001. Mágister en comportamiento animal, Karlen se fue de Argentina en busca de un futuro mejor con el deseo de volver a empezar y aprender un idioma que consideraba le abriría las puertas del mundo: el inglés. Hoy, luego de haber trabajado durante casi 20 años en las carreras de caballo, una de las actividades económicas más importantes del país, apuesta a un modo de vida natural, de sustentabilidad y autosustentación.

Esto último se refiere a un proceso que no necesita de fuentes o recursos externos para mantenerse o sobrevivir. Practica la autosustentación, quien  trata de desligarse del sistema productivo y económico para su subsistencia.

En cuanto a la sustentabilidad, cabe aclarar que es la habilidad de lograr una prosperidad económica sostenida en el tiempo, protegiendo al mismo tiempo los sistemas naturales del planeta y proveyendo una alta calidad de vida para las personas.

Karlen eligió a Australia como destino, por sus deseos de aprender inglés y buscar un país estable donde vivir. “Tenía muchas ganas de aprender y lo que quería no se encontraba en el país. Encima, la situación de Argentina era comprometida en el 2001, en lo económico y social. Mi situación laboral era cada vez más restringida. Entonces me puse en contacto con una organización educacional que se encontraba en Sudáfrica pero tenía una sucursal en Villa Carlos Paz. Así que logré una beca para estudiar el Melbourne. Esa fundación me  esponsoreó para aprender inglés y vivir en el país”, contó el veterinario en conversación con Carlos Paz Vivo!

Las dificultades del comienzo

Así fue como a los 34 años, Guillermo ya trasladó desde Córdoba a Melbourne para volver a empezar. “Era lo suficientemente audaz para hacer un cambio de esas características, pero al mismo tiempo era lo suficientemente conservador como para tener ciertas precauciones y optar por algo seguro, o al menos que me diera lo que estaba buscando”, añadió.

Según recordó el veterinario, 20 años después: “Fue un cambio muy brusco, porque hablaba muy poco inglés, vine a estudiar. Pero en este país, el mayor mercado para la enseñanza del inglés es Asia, particularmente China. A la gente de Europa, de América Latina, nos cuesta menos aprender inglés y a ellos más, por una cuestión de fonética. A mí, en mi curso me iba mejor, aprendí más rápido y eso me llevó a tener ventajas respecto al aprendizaje, a conseguir trabajo y demás”.

Y continuó:” Con muy buen atino, la gente que organizó el curso me puso en una clase dictada para australianos. Así que fue un gran desafío. Era gente que hablaba en inglés de forma corriente, pero así aprendí”.

Las carreras de caballos

En lo laboral, para Karlen los inicios fueron traumáticos. “Como no hablaba fluido inglés, tuve que trabajar en algo que no me pusiera en contacto constante con la gente. Ahí comencé a trabajar en un hipódromo, en la parte de seguridad”.

Luego, destacó: “Fue mi entrada al mundo ecuestre. Entré en contacto así con ese mundo que tanto me interesaba y fui construyendo mi profesión en torno al mundo de las carreras de caballos”.

El veterinario manifestó que es un ámbito donde existe mucha presión para cumplir los objetivos, tanto para los que cuidan a los animales como para los animales mismos. “Es un rubro que genera mucho dinero a la economía, se trata de la cuarta industria nacional, es mucho lo que se pone en juego”, aseguró.

No obstante, a pesar de su profesión, Guillermo no pudo trabajar como veterinario independiente, dado que no pudo conseguir las acreditaciones necesarias de las autoridades locales para ejercer como tal. “Es el equivalente a los colegios de profesionales aquí, y es un proceso largo y muy caro para los que venimos del exterior. En un principio no tuve el dinero para hacerlo, entonces lo que hice fue trabajar en la atención de los caballos en los lugares de entrenamiento, haciendo más que nada la parte de fisioterapia. Trabajo de masajes, pileta y otras tecnologías aplicadas a los animales”, detalló.

Hacia la autosustentación

Con el tiempo, y tras la pandemia, Guillermo Karlen apuntó cada vez más a alejarse de a poco de la industria de las carreras y comenzó a dedicarse a la producción propia de alimentos, para también ir dejando de lado al sistema productivo, en general. Por un lado, producción de miel para comercializar; y por otro, huerta y producción de otros alimentos para el consumo propio.

Sobre el tema, el hombre señaló: “Siempre tuve interés en la Pachamama. No estando de acuerdo con la industria que produce alimentos, siempre busqué un cierto grado de autosustentación. Hay cosas que no puedo producir como granos para producir harina, que me interesaría, pero la idea de la autosustención es un medio de vida, una filosofía que pongo en práctica día a día”.

En relación a la producción de carne, Karlen no concibe matar a los animales para luego consumirlos, aunque no es vegetariano. “Desde el punto de vista vegetal, tengo un jardín con plantas que me dan de comer. No tengo plantas para decorar, porque además no tengo la cantidad de agua necesaria para cultivar plantas ornamentales”.

Primero, el bienestar animal

Asimismo, sostuvo: “Por mi formación y lo que he estudiado toda mi vida, el bienestar animal para mí es central, entonces no creo en matar al animal para consumir como se hace en la industria de la carne. Elijo comer carne, pero es distinto cómo accedo a esa carne, en un país donde el animal forma parte de una cadena de producción larga y cruel. Cómo llega la carne a tu plato, es clave. Un animal que está en completo estrés todo el tiempo… eso es lo que la mayoría consume”.

Estabilidad segura

Respecto a cómo es vivir en Australia, Karlen expresó: “Es uno de los países más estables del mundo. En este momento, se considera que es el país con la moneda más fuerte del mundo. Un sueldo te sirve para proyectarte, vivir cómodamente”.

No obstante, admitió: “Hay muchas oportunidades, pero no es fácil acceder a ellas si sos de otro lado. Pero una vez que lo lográs, los beneficios son múltiples“.

Por último, aseguró que es mucha la gente que hoy quiere vivir en Australia, pero que las barreras para ingresar al país son muy altas. “Hoy sucede eso, porque también se protege mucho esa estabilidad y economía fuertes. Incluso a la gente que está viviendo aquí desde hace mucho, le cuesta conseguir residencia permanente”.