Encuentro virtual de jóvenes de 6 año, Colegio IESS, Villa Carlos Paz.

¿Cómo viven los jóvenes entre los 16 y 18 años la pandemia?, ¿Qué sensaciones, sentimientos, emociones e ideas rondan por sus cabezas tras el cambio del contexto y del escenario en el que se movían, se relacionaban e interactuaban con el mundo?

El último año del secundario es un momento único en la vida y los jóvenes de distintas escuelas secundarias de Villa Carlos Paz y alrededores y Carlos Paz Vivo! recabó testimonios de chicos y chicas que contaron sus vivencias personales en educación virtual, relaciones con los amigos, profesores, deseos truncos, frustraciones, ilusiones y planes a futuro.

En los diferentes diálogos,  los jóvenes pusieron el foco en cómo se adaptaron a los cambios impuestos por el aislamiento primero, y luego el distanciamiento social, y relataron de qué manera la pandemia los hizo repensar caminos a seguir en relación a su futuro.

Montaña rusa

Una mezcla de sensaciones y emociones invadieron a los chicos y chicas durante los últimos 6 meses. Desde la tristeza y desmotivación de los primeros tiempos, a la esperanza y alegría debido a la adaptación lograda por varios,- aunque no todos-, cuando hacían los primeros encuentros emotivos online y en vivo en plataformas como Zoom o Google Meet, con amigos y profesores. Mateadas online, presentaciones de buzos o camperas, charlas y celebraciones virtuales sirvieron para apuntalar los ánimos y reubicarse en un escenario complejo donde la presencialidad en las aulas quedó anulada al menos en esta provincia.

Otro punto que los tocó fuerte, fue uno de los aspectos más importantes de esta etapa de la vida: la relación con los pares en reuniones y fiestas, que este año no es una opción siempre posible.

“Los sentimientos más recurrentes para mí fueron tristeza, alegría, nostalgia, porque ves fotos de años anteriores, lo que podíamos hacer entre todos, cuando no había restricciones y eso pesa. Se te mezcla con el compañerismo, y otras cosas que uno extraña del cole. Una montaña rusa”, contó Rocío Juncos, 18 años, de 6º año del Instituto Bilingüe Dante Alighieri de Carlos Paz.

Por su parte, Matías Nardi, del Instituto Remedios de Escalada de San Martín (Carlos Paz) expresó: “Las emociones son tristes. En lo personal estaba muy motivado con todo lo que íbamos hacer en este sexto año. Nunca pensé tener que pasar el último año del secundario encerrado en casa con clases virtuales, creo que fue complicado para todos, pero tratamos de salir adelante como mejor se pudo”.

Otro joven, Roman Conqueira, 17 años,  del Ipem 335 Luis Alberto Spinetta de Valle Hermoso manifestó: “Lo que más me dolió este año es tener que diluir y en muchos casos cortar el vínculo con mis  amigos, compañeros, y docentes, por el distanciamiento”.

Para Rosario Baldassare, de sexto año de la Escuela Remedios de Escalada de San Martín, los cambios abruptos del aislamiento inicial fueron los que la dejaron con poca energía y sin entusiasmo. “Fue muy duro dejar de ver a mis compañeros, y no ir más a danza que es mi pasión, o visitar a mi papá en Córdoba. Además, por todo esto me sentí bastante sola y en lo personal me cerré hacia adentro. Después aprendí a acomodarme, y todo mejoró”, relató la joven.

“A mí me desilusionó mucho no poder vivir el sexto año que pensaba. Si bien me gusta estar en casa y con mi familia, todo se alargó. Después empecé yoga y anduve en bici por la costanera, me encontré virtualmente con amigos y profes y el panorama cambió”, expresó María Camila Eguez, 6º “B” en la orientación en ciencias sociales del IESS.

Agostina Rosa y en un encuentro virtual con amigas.

Clases y encuentros online

En general, los jóvenes coincidieron en que en los primeros meses de la pandemia “se la pasaban haciendo los trabajos prácticos y tareas para materias casi todo el día sentados, y no les quedaba espacio para hacer otras cosas”. Luego tanto los docentes como ellos, fueron moderando las expectativas y adecuándose al terreno virtual, (sus aulas y recursos), de manera tal que las cosas se pudieron acomodar para aquellos que contaban con conectividad en sus hogares.

“No era vida estar todo el día conectada haciendo cosas de la escuela. Pero en mi caso me organicé con los tiempos para tener momentos de aprendizaje y de esparcimiento también”, dijo Rocío Juncos.

Con similar experiencia Agostina Rosa, 17 años, de sexto año orientación social del IESS (Carlos Paz), relató: “Adaptarse a las clases virtuales no fue fácil. Hubo muchas decepciones porque todo lo típico de sexto año lo habíamos perdido. Me tuve que acostumbrar a la idea. Los profesores nos acompañaron mucho. Me costó asimilar todo lo que se perdió, pero lo logré”.

Román contó que si bien él como tantos jóvenes están muy inmersos en las tecnologías y lo virtual, las clases online costaron bastante por el tema de la conectividad. “No todos los pibes tenían los recursos para conectarse, como así también los docentes. Hubo que compartir celulares, o conseguirse una compu. Por suerte los profes permiten consultas, pero no siempre”, y aseveró: “No hay como el rol del docente del aula para explicar. No tuvimos muchas clases online porque no todos los chicos tienen acceso a la conectividad”.

“Yo puedo decir que llevé este año bastante bien, me acomodé rápido a la nueva normalidad y no tuve problemas con los modos en que llevamos las clases virtuales, las entregas de trabajos o lecciones orales”, dijo Camila.

Luego aclaró: “Obviamente durante marzo y abril hubo más complicaciones porque todavía las cosas no estaban tan claras y no sabíamos qué iba a pasar, entonces no estábamos, tanto profes como alumnos, tan organizados. De hecho, los primeros trabajos prácticos que recibíamos de cada materia eran muy largos, muy estresante. Por suerte en mayo los profes empezaron a utilizar el aula virtual y las clases virtuales, y así todo se volvió más dinámico”.

A Camila incluso le parece buena idea para el futuro que “la educación continúe con algunas modalidades virtuales para dejar de imprimir el material, y utilizar más el aula virtual con otros recursos”.

Sexto año: Lo que no pudo ser

“Desde siempre los de sexto año tenemos mucha expectativas. El viaje de fin de año, las despedidas, la fiesta de la primavera que en nuestro colegio le damos mucha importancia. Muchos chicos habían pensado en hacer el viaje y fue un golpe muy duro para ellos, en mi caso había decidido no hacerlo”, comentó Rocío Juncos.

“Respecto al viaje de fin de año, algunos hablaron de hacerlo, pero por motivos internos del curso no se pudo concretar nada, yo no lo iba a hacer”, señaló Matías Nardi y continuó: “Sí nos bajoneó a unos cuantos no poder hacer las despedidas y la fiesta de fin de año. Creo que tuvimos mala fortuna”.

Agostina contó que su curso tampoco llegó a organizar ningún viaje pero entre grupos de amigos sí habían pensado en viajar. “No creo que se pueda ahora”, acotó y destacó: “La cena (los preparativos, los vestidos, etc), la despedida y la entrega de diplomas es lo que más nos pesa, nos encantaría hacer eso, pero no lo veo posible”.

“A la campera del curso la uso en casa, y cuando pienso en la cena, el viaje, la despedida y lo que no pudo ser, pienso que aunque exista el deseo de pasar por esto, a esta altura no vale la pena. Cuando podamos hacerlo vamos a estar en otras cosas, con otros objetivos”, expresó Rosario.

Roman Conqueira opinó “es muy frustrante no poder festejar a lo grande como uno había pensado que lo haría en sexto año. Viaje de egresados, fiesta, etc. No dar abrazo o besos por miedo a contagiar a nuestros tíos o abuelos, etc. A todos nos desmotiva un montón todo eso”.

Encuentros virtuales

“La primavera virtual que hicimos nos salió realmente espectacular, nos levantó el ánimo. Y un aporte espectacular, idea de los preceptores este año fueron las mateadas virtuales, los viernes por la tarde. Un re lindo momento donde nos conectábamos todos a través de la pantalla, todos con su mate y algo para comer desde su casas”, recordó Rocío Juncos.

En ese sentido, Agostina contó que ellos, también con su curso, organizaron una presentación virtual de camperas. “En un momento de la cuarentena, cuando no había tantos casos, nos juntamos con mis amigos por ahí en la costanera, pero tomando los recaudos. También organizamos reuniones que después cancelamos porque somos todos muy respetuosos del virus y tenemos compañeros que tienen parientes que son personas de riesgo”.

“A mí las reuniones virtuales con mis compañeros me ayudan a seguir adelante, a ponerme las pilas. Para el día del estudiante los profes nos hicieron algunas video llamadas, hicimos juegos virtuales y eso ayudó a sentirse mejor”, aportó Camila.

Presentación de Camperas, sexto año de orientación social. Colegio IESS:

Enseñanzas y aprendizajes

Los jóvenes señalaron, además, que lograron desarrollar la capacidad de reinventarse durante este año. “Creo que este 2020 nos ayudó a disfrutar más del presente y de los procesos. Hay que planificar y tener proyectos, pero lo importante es disfrutar lo que se hace”, destacó Rocío Juncos.

Matías Nardi consideró que el no poder ver a sus amigos durante todo el año lo llevó a valorar mucho más su compañía, cuando se pudieron juntar en algún momento a conversar o a andar en bici. “Aprendimos a valorar esas cosas”, admitió.

“Creo que la pandemia nos sirvió a muchos para conocernos a nosotros mismos y ver qué queremos realmente, sobre todo a nosotros que estamos eligiendo a qué nos queremos dedicar en nuestras vidas”, reflexionó Román.

Por su parte, Rosario se juntó pocas veces con sus amigas, pero de esos momentos puede asegurar que también se dio cuenta de “la importancia que tiene la presencia del otro, dialogar, contar lo que te pasa, abrirte y sentirte identificada con un par”.

Esperanza

En relación a lo que todavía puede llegar a ser, Rocío comentó: “Me gustaría este año cerrar con una cena de fin de año junto a mis compañeros, presencial para cerrar un ciclo, nos quedaría toda la vida”.

Concentrado en su anhelo a nivel social, Matías Nardi opinó: “Creo que la pandemia trajo muchas consecuencias muy tristes a nivel social y económico. Recorrer la ciudad y ver restaurantes y bares vacíos o que cerraron –esos a los que uno fue toda la vida- es horrible, gente que tiene hambre, que perdió sus trabajos, uno quiere que eso se revierta todo y que se tomen medidas”.

Román bajó las expectativas y se sinceró: “Mi objetivo sería que nos podamos volver a ver todos en el aula, aunque sea un día. Y respecto a lo social, tenemos que lograr una nueva normalidad, aprendiendo a vivir con el virus, pero en democracia, sin buscar el caos y sumar más problemas a los económicos y sociales que ya existen”.

Proyecciones para un futuro

Desde muy chico, Matías Nardi había soñado con ser futbolista y creyó que este 2020 era un buen año para dedicarse al deporte, pero tras la pandemia  decidió estudiar música y a cultivar sus sueños de cantar y tocar instrumentos en un escenario colmado de gente.

“Me di cuenta que quiero hacer eso y no voy a parar hasta lograrlo. Estoy esperando para inscribirme Licenciatura en Tecnicatura instrumental en la Universidad Provincial de Córdoba y continuaré perfeccionándome”, enfatizó el joven.

“Tuve un proceso de decisión vertiginoso respecto a la elección de mi carrera. Hice un taller de orientación vocacional. Voy a hacer arquitectura, pero no voy a dejar la danza que es un pilar y un cable a tierra”, dijo Rocío sobre el tema.

Agostina y Camila estudiarán Psicología en la UNC. “Ya me estoy contactando con el centro de estudiantes de allí y estoy esperando el cursillo que seguro será online. Aunque me encantaría que las clases universitarias fuesen presenciales, porque es una experiencia completamente nueva”, contó Agostina.

“En mi caso, tengo una gran pasión con el cine y la actuación, iba a estudiar eso en la UNC, pero a raíz de esta pandemia, pensé que lo mejor es estudiar Kinesiología y Fisioterapia, algo que siempre me ha atraído mucho. Creo que es una profesión más estable y se ayuda a mucha gente que realmente lo necesita, gente desmotivada por problemas físicos, que tiene solución”, detalló Román.

Por vocación y debido el encierro de la pandemia y la imposibilidad durante un tiempo de dar clases de danza contemporánea presenciales, que es lo que a Rosario le gusta hacer, la joven reafirmó su deseo de estudiar Lic. en Composición coreográfica en la UPC y convertirse en una profesora con más herramientas para sus alumnos. “Es lo que me mantiene bien y me da energías, nos hace bien a todos”, sostuvo.

Opiniones sobre la cuarentena

“No se puede tirar toda la responsabilidad a la administración pública, la gente también tiene que tener conciencia y hacer las cosas bien. Argentina es extensa y tiene mucha población en relación a otros países. Hay que hacerse cargo que se hicieron reuniones sociales y eso pudo haber contagiado a mucha gente. La cuarentena fue larga y no todo se hizo bien, pero la responsabilidad está en la gente”, opinó Roman Conqueira.

En su caso, Rosario cree que la cuarentena fue demasiado larga, pero por sobre todas las cosas, “no se tuvo en cuenta el impacto emocional y psíquico del encierro en la vida de las personas, porque no solo nos afectó a los adolescentes”, sostuvo, y continuó: “En relación a las restricciones, tampoco estuvo bueno los impedimentos de trabajo en gimnasios y estudios de danza y otros lugares que fomentan la salud física, porque eso también influyó no solo en la economía de ese sector, sino principalmente en la salud mental de la gente”.

Por último, Camila sostuvo: “En Carlos Paz ahora hay más contagios que nunca, al inicio de la pandemia no pasaba nada o pasaba poco. Tal vez no debimos encerrarnos desde marzo, aunque fue disposición nacional. Yo creo que la gente tiene más conciencia ahora que tiene familiares o amigos contagiados”. Y aseveró: “En mi caso es así, me cuido mucho porque ya tuve en casa gente que se contagió y eso me hizo más consciente”.

Nota: Los jóvenes que brindaron su testimonio, agradecieron la posibilidad de poder conversar y opinar sobre diferentes temas y agradecieron en aporte significativo de sus docentes e instituciones educativos en el contexto de pandemia por coronavirus.