Noelia Ravelo es una mamá emprendedora, consultora inmobiliaria de Villa Carlos Paz, que en noviembre del 2019, decidió comenzar con un nuevo negocio vinculado al entretenimiento y a lo social. Puso en funcionamiento Matilda, salón de fiestas y eventos, una apuesta que le requirió mucho esfuerzo económico y personal. Pero con la pandemia por Covid- 19 y las restricciones, solo pudo trabajar alrededor de 6 meses desde su inauguración.
Hoy, en vacaciones de invierno y con la ciudad colmada de turistas en todos lados, solicita volver a trabajar en su salón, que a pesar de tener sus puertas cerradas, todavía consigue sostener.
“Me indigna ver que está lleno de gente en todos lados, sin los cuidados necesarios. En estos días una multitud se junta allí y acá, muchas veces sin respetar ningún tipo de protocolo por el Covid-19- sino, mirá lo que pasó con el festejo de Argentina tras ganar la Copa América- parece que todo el mundo se olvida de las restricciones, de cuidarse y todavía muchos, como es mi caso, no podemos retornar a nuestros trabajos”, reclamó Noelia en conversación con Carlos Paz Vivo!
Luego, añadió: “Todo es muy contradictorio. Protocolo y restricciones solo para algunos y en la calle, la gente festeja sin distancia, sin barbijo. Esa incoherencia nos perjudica a nosotros. Somos pocos los salones que quedamos en pie, pero estamos unidos y no queremos que nos pasen por encima”.
Reinventarse en forma constante
Para mantener a su familia compuesta por sus hijos Joaquín de 16 años y Pedro de 5 años, desde que inició la pandemia por coronavirus, Noelia tuvo que reinventarse varias veces, dado que los rubros en los que se desempeñaba tuvieron que congelar su actividad por un tiempo considerable, lo cual le quitó fuentes de sustento.
En relación al cambio de actividad que llevó a cabo para subsistir, la mujer contó: “Cuando pasaron los meses y nos dimos cuenta que no iba a poder abrir el salón por mucho tiempo más, me sumé al emprendimiento de mi hermana, que confecciona ropa. Ella me dio una mano con eso y empezamos a hacer ropa de blanco. Armamos la Compañía de Pijamas, para vender por Internet, haciendo envíos en la ciudad y a Córdoba. Sin embargo, como todo emprendimiento nuevo, lleva su tiempo y no pude sustentarme solo con eso”.
Noelia se desempeñó también haciendo trámites para otra de sus hermanas que es arquitecta, hizo trabajos vinculados a su anterior profesión de Martillera pública. No obstante, sostuvo que ese rubro actualmente también está bastante difícil “La pandemia también fue un cimbronazo para las inmobiliarias, los alquileres, etc”, dijo, y aseguró: “Fue hacer un poco de todo, por momentos fue ser mujer-pulpo, más los chicos en casa, que tampoco pudieron ir a la escuela y el Jardín, como tantos otros niños de la ciudad y del país”.
Matilda, su gran apuesta
“Cuando comenzamos a finales del 2019 con el salón nos fue muy bien ese verano, porque es una oferta de salón diferente. Tenemos un hermoso parque, es una casona muy llamativa, con gran encanto. Me puse al mando de este barco, me ayudó mucho mi familia. Mi hijo de 16 años también ayudó mucho, mi madre, mis hermanas, para ponerlo en marcha”, relató Noelia.
Y continuó: “Trabajaba conmigo una chica que era mi mano derecha y cuando todo se suspendió no pude mantener más su valiosa colaboración”.
La emprendedora comentó que “con todo el dolor del alma” tuvo que dejar las ideas y los proyectos vinculados al salón, dado la incertidumbre reinante a partir del 20 de marzo de 2020.
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Recién en marzo de 2021 Noelia pudo reabrir Matilda y fue como “volver a respirar un poco”, aunque tuvo que organizar fiestas que ya habían sido reservadas meses antes, para cumplir con los clientes y responder con los compromisos. “Tuvimos que hacer fiestas para cumplir lo prometido, fueron casi gratis, fueron los eventos de la gente que nos había dado una seña para sus celebraciones”, admitió.
Sostener el espacio
Uno de los aspectos más difíciles de su negocio es el mantenimiento de la estructura y del lugar. “En mi caso alquilo la casona y sostener el espacio con todo lo que implica un lugar de esas características, es complicado. Matilda tiene un parque gigante, con juegos y demás. Hay que mantener todo”, detalló.
A pesar de las dificultades, Noelia no se rinde y quiere sostener su emprendimiento. “Es mi apuesta, y no voy a bajar los brazos. A veces mi familia me pregunta hasta cuándo, pero si nos dejan trabajar, todo puede resurgir”, así lo desea la mujer.
Actualmente, en Matilda se realizan algunos talleres al aire libre, donde se cumplen los protocolos vigentes por Covid-19. No obstante, Noelia tiene muy claro que no son actividades que puedan sustentar su negocio y mucho menos hacerlo crecer.
Flexibilidad para todos
Por último, Noelia manifestó: “La gente venía a Matilda a festejar con alegría y buena energía. Sigo persiguiendo mi sueño y bancando mi proyecto. Los dueños de salones queremos respuesta de parte del municipio para poder salir adelante. Tenemos mucha impotencia… la misma municipalidad publicó fotos de la Costanera con mucha gente que no se cuida y circula sin barbijo. Hay gente que ya hace los eventos en su casa. Nosotros tenemos que poder trabajar con protocolos, darle un marco a esto. Hoy los chicos están jugando en los juegos de las plazas y van a las guarderías. Yo no avalo eso, no avalo el descuido. Nos cuidemos entre todos y que las oportunidades de trabajo sean para todos en este contexto”.
Otros salones de fiesta de la ciudad que se encuentran en la misma situación que Matilda son Diverty top, Fiestas cancheras eventos infantiles, y Star Kids.





