El 24 de junio se cumplen 85 años del trágico accidente aéreo en el que perdió la vida Carlos Gardel (1890-1935) en la ciudad de Medellín, Colombia, llevándose una manera única de crear e interpretar el tango y la canción porteña, una idea que el periodista e investigador gardeliano Norberto Chab graficó en pocas palabras: “Gardel inventó todo, y quienes vinieron después invariablemente abrevaron en él”.

“Gardel fue la bisagra entre el canto criollo y el canto de la calle de una Buenos Aires transformada en urbana e industrial”, indicó a Télam Norberto Chab, quien junto a Héctor Larrea realiza los domingos a las 9, por Radio Nacional, “Gardel por Larrea”, un programa dedicado al cantor más grande de tango y de la música argentina.

Nacido en Toulouse (Francia) en 1890, llegó a Buenos Aires junto a su madre Marie Berthe Gardes cuando apenas tenía dos años y tres meses. Grabó a lo largo de su vida más de 900 canciones.

Norberto Chab, uno de los periodistas que más sabe sobre la vida y obra de Gardel, imaginó en el ciclo radial dos posibles teorías sobre el cantor de inalcanzable voz: que Gardel bajó de un plato volador o que mientras todos dormimos él sigue grabando.

“Fue el primero que se lanza a cantar el tango-canción como un género que hasta entonces (1917) no tenía un límite claro. Asume ese riesgo: se lanza a crear algo que no existe. Utiliza tres y luego cuatro guitarras en su acompañamiento; filma una serie de cortos sonoros; graba a dúo consigo mismo; filma en Europa y en Estados Unidos; apuntala la hegemonía de un sello grabador (Odeón) que lo tiene como su artista principal por más de diez años. Llegó antes a todas las innovaciones. Esto, sin hablar de que fue el mejor”, dijo Chab.

El 24 de junio de 1935 , un choque entre dos aviones al momento del despegue en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, provocó la muerte del “Zorzal criollo” y de otras 16 personas entre las que se encontraban el letrista Alfredo Le Pera, y los guitarristas que lo acompañaban en esa etapa de su carrera Guillermo Barbieri y Ángel Domingo Riverol. Hubo tres sobrevivientes, uno de los cuales fue el guitarrista José María Aguilar.

-¿Cómo definís a Barbieri y Riverol, quienes de algún modo quedaron opacados sufriendo el mismo destino?
Norberto Chab:
 Barbieri y Riverol, como el resto de sus guitarristas en distintas épocas (José Ricardo el primero, y luego sucesivamente Aguilar, Vivas y Pettorossi), tuvieron casi todos ellos carreras propias, trayectorias que los avalan como extraordinarios ejecutantes. Hace muchos años alguien echó a correr un concepto peyorativo sobre ellos. Algo así como que Gardel hubiera sido mejor con otro acompañamiento. Quien escuche el repertorio gardeliano podrá advertir que en caso todos sus temas hay rasgos de virtuosismo en lo individual, un buen ensamble colectivo y sobre todo, arreglos académicos.

-¿Cómo vivís la experiencia de trabajar en un programa dedicado a Gardel y junto a Héctor Larrea? ¿Por qué considerás que es importante que exista en programa dedicado a su vida y obra?
NC:
 Larrea es Gardel. Yo solo soy un colado privilegiado. Larrea es la banda sonora de los argentinos desde hace más de medio siglo. Tener un programa dedicado a Gardel es una obviedad, en la Patria del tango. Sin embargo, fue necesario que llegara Alejandro Pont Lezica como director de Radio Nacional para priorizar un espacio destinado a su obra. El programa es una prolongación del encuentro de dos amigos, fascinados por el arte de un cantor que está entre los artistas populares más importantes de la historia argentina. De cualquier disciplina artística.

– ¿Hasta cuando está previsto que dure el programa?. Pareciera que siempre hay algo más para hablar de Gardel y eso se refleja en cada domingo.
R:
 Va a durar mientras haya algo más sobre Gardel, y esto será para siempre, por los años de los años. Aunque no estemos más nosotros.