La ciencia ha demostrado que la vacunación es la medida sanitaria más eficiente para proteger nuestra salud, después del acceso al agua potable. Muchas enfermedades hoy se consideran erradicadas a partir de la vacunación masiva.

En 2020, la llegada de la vacuna contra el COVID-19 alentó la esperanza de que el fin de la pandemia podría estar cerca. Sin embargo, el miedo y la desinformación retrasan el avance de los programas de inmunización.

Cuando recibimos una vacuna, nuestro sistema inmunitario reconoce al virus o bacteria y produce anticuerpos, como ocurre cuando estamos expuestos a una enfermedad. Así, el sistema inmunitario recuerda cómo combatir ese microorganismo en el futuro, de ser necesario. Cuando se trata de un virus o bacteria que evoluciona constantemente, es necesario aplicar refuerzos para mantener la protección.

Las reacciones adversas:
Tener reacciones no significa que algo esté mal sino que el cuerpo está desarrollando una respuesta inmune. En la mayoría de casos, se trata de efectos leves: fiebre o dolor en el lugar de la inyección, que desaparecen por sí solos en pocos días.

La posibilidad de un efecto adverso más grave -que requiera hospitalización- o duradero es de uno en un millón. Los beneficios de vacunarse son mucho mayores a los riesgos. Algunos ejemplos:

Aunque al principio varios países europeos se alarmaron por casos de trombosis (formación de coágulos en venas o arterias) con la vacuna de AstraZeneca/Oxford y Johnson & Johnson, la comunidad científica ha demostrado que ser fumador o infectarse con covid-19 supone un riesgo de 16,5% de sufrir trombosis, mientras que vacunarse implica solo el 0,0004%.

Recientemente, la Agencia Europea de Medicamentos confirmó que el riesgo de desarrollar miocarditis y pericarditis al vacunarse con Pfizer/BioNTech o Moderna es muy raro. En números: a lo mucho, una de cada 10 mil personas podría verse afectada.

Por otro lado, algunas mujeres reportaron cambios en su ciclo menstrual, como retrasos o sangrado más abundante. Aún no existe evidencia sólida para confirmar nada de esto pero hay seguridad en que la vacuna no afecta a la fertilidad, ni genera abortos como señalan algunas fake news de grupos antivacunas en redes sociales.

En Estados Unidos, se reportaron unas 268 vacunadas con dosis de Johnson & Johnson que manifestaron tener síndrome de Guillain-Barré, el cual afecta transitoriamente al sistema inmunitario, causa debilidad muscular y, en algunas ocasiones, parálisis. Tampoco hay seguridad científica acerca de estos reportes pero la bajísima frecuencia de casos confirma que los beneficios siguen superando los riesgos.

Como conclusión, el 99% -o más- de los efectos adversos que puede traer vacunarse son leves como dolor de cabeza o fiebre unas horas o días. Las posibilidades de contraer un efecto colateral grave son ínfimas, por lo que sigue siendo ampliamente recomendable inmunizarse.

Fuente: Chequeado