El tiroteo en una escuela de Texas en manos de un joven de 18 años dejó por el momento 21 personas muertas y reabrió el debate sobre el acceso a las armas en Estados Unidos. La historia de este país y su cultura con las armas de fuego conforman una situación única en el mundo que merece un análisis detallado.
Salvador Ramos, de 18 años, fue abatido en el día de ayer por la Policía, luego de asesinar con una pistola y un rifle a 19 niños y dos adultos, en el primaria Robb de Texas. Para comprender por que desde enero de 2013 se han documentado más de 800 incidentes de armas de fuego, hay que saber que Estados Unidos es el único país en el mundo que tiene mas armas que habitantes.
Portar armas, un derecho de los estadounidenses
En Estados Unidos los civiles tienen derecho a portar armas, respaldado por la Segunda Enmienda de la Constitución de ese país, aprobada en el año 1791 y reafirmada por la Corte Suprema de Justicia en el año 2008.
La enmienda establece que “siendo una milicia bien regulada necesaria para la seguridad de un estado libre, el derecho del pueblo a tener y portar armas no será vulnerado”.
Cabe destacar, que cuando la enmienda fue aprobada, el arma larga de la época disparaba 3 veces por minuto, mientras que el rifle utilizado en la matanza de ayer, el AR-15, dispara 30 balas en el mismo tiempo, dejando en evidencia la falta de actualización de la norma.
En Norteamérica, cualquier ciudadano puede adquirir un arma, variando la edad legal según el estado y según el tipo de arma, pero en general en casi todos se exige ser mayor de 18 o 21 años. Para poder comprar, el vendedor solo debe solicitar un documento de identificación que debe incluir el nombre, la dirección de residencia, la fecha de nacimiento y una fotografía. Solo no podrán comprar en los siguientes casos:
- Los que hayan sido condenados por un delito castigable con pena de prisión durante más de un año.
- Los fugitivos de la justicia.
- Los adictos a sustancias controladas.
- Quienes sufren de enfermedades mentales o han sido internados en instituciones de salud mental.
- Los inmigrantes sin papeles o los admitidos en Estados Unidos con una visa de no inmigrante.
- Los que han sido dados de baja de forma deshonrosa de las Fuerzas Armadas.
- Los que, habiendo sido ciudadanos de Estados Unidos, hayan renunciado a esa nacionalidad.
- Los que están sometidos a órdenes judiciales de prohibición de acosar o amenazar a su pareja o al hijo de esa pareja.
- Quienes han sido condenados por faltas o delitos de violencia doméstica.
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