El historiador de Villa Carlos Paz, Eldor Bertorello, fue quien se hizo la pregunta de la polémica, en redes sociales: ¿Está bien o mal, que se use la Plazoleta del fundador, Carlos Nicandro Paz, como un sitio para hacer espectáculos circenses?

Cabe destacar que este permiso habilita, que del mismísimo busto del fundador de la Villa, cuelguen cables y se coloquen otros elementos necesarios para realizar los espectáculos de verano que allí tienen lugar, noche tras noche.

La plazoleta, donde además yacen los restos del fundador, su mujer y de su padre y su madre, ya no es un lugar de memoria, respeto y agradecimiento, -aquello que debería inspirar todo monumento de esas características en cualquier ciudad o pueblo del mundo-, para preservar y poner el valor el patrimonio del pueblo; sino un sitio cuya funcionalidad se va eligiendo conforme al criterio del funcionario que decide qué hacer en la plazoleta, en temporada alta de esta ciudad turística.

“Verano tras verano la Plazoleta del fundador (espacio donado por la familia Paz) se convierte en un lugar circence para niños y no tan niños. Un par de tribunas ocupan el espacio verde donde se lleva adelante el espectáculo “a la gorra” que genera algún beneficio económico”, escribe Bertorello en redes.

Y continúa su descargo: “El monumento al fundador que respetuosamente el municipio inauguró en 1980, se convierte en cabina de luz y sonido del circo, un gazebo cubre el equipamiento que rodea el busto de Carlos Nicandro Paz que tiene a sus pies, y bajo una lápida los restos de sus padres Rudecindo Paz y Clementina Pruneda trasladados por una comisión de homenaje en 1994. Eso nos recuerda la letra de “Cambalache”.

En conversación con Carlos Paz Vivo!, Alfredo Horacio Sorrentino Paz, nieto del fundador, expresó: “Me parece una falta del respeto al fundador y su familia, a su honor y legado. Es como si a la estatua de San Martín le colgaran un parlante, es lo mismo. Solo que él es nuestro prócer local”.

Además, destacó: “Y no solo es un atropello a mi abuelo y mi abuela, cuyos restos descansan junto a él, sino también a mis bisabuelos. Hay una placa que está toda borrada donde se explica que allí están ellos”.

Por último, Sorrentino Paz reclamó por la falta de mantenimiento que tiene la plazoleta durante todo el año. “Solo la arreglan cuando es el cumpleaños de la ciudad, pero el resto del año está bastante olvidada”, concluyó el nieto de Carlos N. Paz.

Más allá de las opiniones en contra o a favor que este planteó suscitó en los vecinos de la ciudad, en un país donde se lucha por mantener la memoria encendida para que los errores del pasado no se vuelvan a cometer, buscar la mejor manera de honrar el legado de quienes fueron fundadores de una ciudad (con el objetivo de sostener vivo el recuerdo que los que dejaron sus huellas patrióticas), parece ser una tarea digna de resolver o de la cual ocuparse. Memoria y respeto para los que sembraron la semilla de la Villa Carlos Paz de hoy, es al menos la consigna de sus descendientes.