Se calcula que aproximadamente 270 millones de personas en el mundo consumen drogas cada año, por lo que las alcantarillas están inundadas con drogas que son expulsadas por los humanos.

Muchas de estas aguas encuentran también su camino a ríos y costas, por lo que estudios señalan que estos componentes pueden afectar a la fauna.

Investigadores de República Checa, publicaron en la revista Biología Experimental, cómo las metanfetaminas, pueden generar cambios en la trucha silvestre marrón.

Los científicos evaluaron si la concentración de esta sustancia puede ser detectada en el cerebro de estos peces y si estas concentraciones eran suficientes para que los animales se volvieran adictos.

Durante la investigación se  expusieron truchas en un estanque con metanfetamina y luego en tanques limpios donde pasaron periodos de “abstinencia”. En el proceso, se midieron las preferencias de los peces por agua pura o agua con metanfetaminas, y compararon estos comportamientos con las respuestas de peces que nunca fueron expuestos a la droga.

Los resultados dieron que los peces expuestos a la metanfetamina prefirieron el agua que contenía la droga, la cual no mostraron sus pares que nunca habían estado en contacto con esa sustancia.

Durante el periodo de “abstinencia”, los peces se movían menos, lo que fue interpretado como un signo de ansiedad o estrés, por lo cual se corre el riesgo de que los peces “adictos” puedan ser atrapados por depredadores y dejen de comer o reproducirse.

No está claro cuán peligroso puede ser que la fauna marina esté expuesta a drogas pero según el estudio checo, es una realidad que lo están. Además existen actualmente otros estudios para determinar los efectos de otros fármacos y productos químicos sintéticos como cosméticos, ropa y agentes limpiadores que pueden afectar el comportamiento de las especies.