Se trata de la cuarta entrega del collage de historias criminales de “Fargo”, y sin dudas la más alejada de su propio canon, de la diégesis que instalaron Ethan y Joel Coen en 1996 y que Hawley cultivó, amplió y perfeccionó en las tres temporadas previas (2014-2017).
La trama deja los estados norteamericanos de Minnesota y Dakota del Norte, ambos en el límite con Canadá, a los protagonistas pueblerinos descendientes de escandinavos y sus nevadas panorámicas, y traslada la acción a Kansas City, en Misuri.
También muda de época, y traslada el relato a 1950, cuando dos organizaciones criminales pelean por hacerse con una parte del sueño americano.
La familia criminal afroamericana, liderada por Loy Cannon (Chris Rock), y la sección local de la mafia italiana, con Donatello Fadda (Tommaso Ragno) a la cabeza, disputan territorios, negocios y poder a sangre y fuego.
Precedido por un largo flashback que muestra cómo se encontraron antes en la misma situación los judíos con los irlandeses, y luego los irlandeses con los italianos, Cannon y don Fadda se aprestan a declarar una tregua en las hostilidades.
La garantía no es otra que el intercambio de sus hijos: el hijo menor de Loy, Satchel (Rodney Jones), irá a vivir con los Fadda. A cambio, el más pequeño de los de Donatello, Zero (Jameson Braccioforte) se alojará con los Cannon.
Paradójicamente, aunque esta cuarta temporada de la serie retrocede 70 años al pasado, es quizás la más actual de todas las pergeñadas por Hawley.
Justo cuando Estados Unidos vive los turbulentos tiempos del reclamo por el #BlackLivesMatter y convive con un presidente como Donald Trump que promueve el sentir nacionalista y la mirada desconfiada contra el inmigrante, “Fargo” trata en su historia la siempre problemática “asimilación” étnica y racial.
Y aunque cambie de escenario y la nieve no asome como un protagonista más de la narrativa, “Fargo” siempre trató más sobre un estado mental que sobre un pueblo del norte de Estados Unidos con extrema violencia criminal.
La ambición, la dualidad del ser humano capaz de abrazar su lado oscuro cuando la oportunidad se presenta, la conexión insospechada entre personas que no se conocen y la casualidad como motor de la existencia, atraviesan el filme de los Coen y toda la serie, con o sin grandes horizontes blancos y abrigo hasta las orejas.
La suerte y el destino priman ante la más exhaustiva planificación, y así lo vive en carne propia Don Fadda en el primer episodio.
Como en un homenaje distorsionado a “El padrino” de Francis Ford Coppola (1972), la caravana de vehículos de la familia italiana se detiene ante un semáforo. Todo parece indicar que el Sindicato afroamericano les tendió una trampa y quedarán atrapados en una balacera.
Pero no hay ataque, sino que Don Fadda sufre una tan ridícula como peligrosa herida en la carótida por el perdigón de unos chicos que jugaban en las inmediaciones con una escopeta de aire comprimido.
Parece que se va a salvar, pero otra vez el azar mete la cola, el capo maffia muere en el hospital y se pone en marcha el engranaje de la sucesión en la persona de Josto Fadda (Jason Schwartzman).
Otra vez “El padrino”; el actor, que es sobrino del mismísimo Coppola, se parece más al bobo Fredo que encarnaba John Cazale que al inteligente y maquiavélico Michael que inmortalizó Al Pacino.
La llegada de Italia de su hermano Gaetano (Salvatore Esposito) parece augurar una guerra interna en “la famiglia”, y Cannon verá la confusión como una oportunidad para que los negros den el zarpazo.
El atractivo de Rock en un papel alejado de las comedias y el stand up con el que ha brillado en 30 años de trayectoria -“Este es el mejor papel que he tenido”, decía durante la promoción de la nueva temporada-, se completa con la habitual galería de personajes cuanto menos excéntricos de la serie.
Una enfermera psicópata que habla sola y mata pacientes al estilo de la Annie Wilkes de “Misery” (Jessie Buckley), un policía corrupto con tics y trastorno obsesivo compulsivo (Jack Huston), un traidor consuetudinario (Ben Whishaw) son solo algunos de ellos.
Las primeras tres entregas de “Fargo” están disponibles tanto en DirecTV GO como en Netflix.