El 5 de julio de 1998 no quedó guardado en la historia cordobesa como un simple día más. Ese domingo el Albiazul repitió lo que había logrado cuatro años antes, ascender a Primera División ante otro equipo cordobés, pero esta vez frente al Celeste, su clásico rival.

Ya habían disputado el primer encuentro por el ascenso con victoria para Talleres por 1-0 con gol de Zelaya y en el definitorio, jugado en el entonces Chateau Carreras, El Pirata sacó pecho y se impuso 2-0. Penales.

“Concentrábamos en Saldán y durante todo el recorrido al Chateau Carrera fuimos cantando junto a la gente que nos acompañaba. Fue una previa muy fuerte, digna de lo que fue después el partido, uno de esos en el que todos quieren ganarlo”, contó a Carlos Paz Vivo! el defensor albiazul de aquel equipo, David Díaz.

En la definición desde los 12 pasos, los arqueros fueron las grandes figuras tras atajar varios remates. Mario Cuenca, el de Talleres, se llevó la gloria, claro, por haber tapado uno más y su equipo ser el vencedor. “La caminata hasta el punto penal es eterna pero vas pensando donde patear y tratar de no cambiar a ultimo momento. Yo sabía que le iba a pegar cruzado al palo izquierdo del arquero. Después, el desahogo, porque venían de errar mis dos últimos compañeros y la presión era grande”, recuerda Díaz.

“Yo, que no jugué ese partido, estaba con unos nervios terribles. Me acuerdo que nos paramos el túnel con el “Mencho” Medina Bello y después del último gol explotó todo“, rememora entre risas Pablo Cuba.

Pasaron 23 años de aquel 5 de julio y David Díaz realza la importancia de ese día:”Esta fecha es como la navidad Albiazul. Todos estamos felices en este día, los hinchas y nosotros, los que fuimos parte de ese plantel”.

En 1994, Talleres subió a Primera frente a Instituto y cuatro años más tarde, lo repitió frente a Belgrano. Una final que será recordada eternamente por el folklore futbolero, en este caso, con papelitos azules y blancos volando sobre el campo del Estadio Córdoba.

La definición por penales