Por estos días, mucha gente habla del documental Nasha Natasha sobre la cantante y actriz Natalia Oreiro, dirigido por Martín Sastre y producido por Axel Kuschevatzky. Esto es debido a que el gigante de streaming Netflix, lo incorporó a su catálogo el 6 de agosto.

La producción audiovisual registra la experiencia de la uruguaya en Rusia, quien en 2014 realizó una gira por 16 ciudades a través del inmenso país.

Nasha Natasha (Nuestra Natalia), fue estrenado en el prestigioso Festival de Cine Internacional en Moscú. Muestra la extensa travesía de la artista por diferentes localidades rusas. Da a conocer las intimidades, el amor de sus miles de seguidores y todos los detalles que ocurrieron arriba y detrás del escenario durante esta gira histórica.

Cabe destacar que su primer viaje al país fue en 2001 y tan solo dos años más tarde brindó 30 conciertos, con alrededor de 12 mil espectadores en cada uno. Luego realizó en Moscú una miniserie llamada Al ritmo del tango y vivió un tiempo en la ciudad. Se familiarizó con su cultura y aprendió el idioma. Su fama es tan grande que incluso allí es más conocida que Lionel Messi y Maradona.

En el documental vemos a una Natalia que, ya convertida en mamá, acepta el desafío de protagonizar esa importante gira. Para eso tiene que dejar de ver a su hijo Merlín Atahualpa y a su esposo Ricardo Mollo durante 20 intensos días, donde no para un momento.

La estructura narrativa fusiona momentos de su vida personal: nacimiento, infancia, casamiento, nacimiento de su hijo; con testimonios de sus padres, su hermana, su esposo, su mejor amiga, fans rusas y algunos amigos del ambiente artístico como Facundo Arana, quien la vio crecer en su carrera. Además de tener como eje central sus presentaciones en Rusia y otros países.

Es posible que tras visionar el filme, el espectador comprenda el porqué del rotundo éxito de Natalia en el país del norte, al mismo tiempo que verá a una artista con un gran carisma, una energía desbordante, pero al mismo tiempo una mujer muy cercana a la gente y arraigada a sus afectos de siempre.

Si bien el talento de Oreiro pudo desplegarse en películas como Gilda, No me arrepiento de este amor (2016) de Lorena Muñoz, Wakolda (2013) de Lucía Puenzo o Francia de Adrián Caetano (2010), la popularidad de Netflix hizo que muchas más personas accedieran a esta documental, y pudieran descubrir un momento muy importante y quizás clave, de su vida artística.