La gran Diana Maggi falleció a los 97 años. “Con gran dolor despedimos a la actriz y afiliada Diana Maggi. Con una trayectoria artística de más de ocho décadas en la Argentina y en España, se destacó en teatro, cine, televisión y radio. Nuestras condolencias a sus seres queridos, abrazándolos en este duro momento”, con estas palabras confirmó la Asociación Argentina de Actores.

“Tenía una mirada que podía reflejar tanto la furia de la venganza como el fuego de la pasión, la calidez de la ternura o las chispas de su carcajada. Todo esto era Diana Maggi, Graziosa Maggi, su nombre real. Había nacido en Milán, dato que pocos conocían, el 10 de junio de 1925 (aunque algunos medios aseguran que en realidad nació en 1920), y siendo muy pequeña la trajeron a la Argentina, puntualmente a Buenos Aires. Y fue la danza la que iba a marcar el comienzo de su derrotero profesional. Inició su carrera integrando el ballet infantil del Teatro Colón”, escribieron en La Nación sobre la artista.

En 1953 protagonizó La Tigra, de Leopoldo Torre Nilsson, que se estrenó once años después debido a que estuvo censurada y tuvo que radicarse en España, donde filmó varias películas e hizo teatro. A principios de la década siguiente volvió a la Argentina y demostró que también se desenvolvía cómodamente en la comedia. A su regreso participó en la obra Vamos a contar mentiras, de Alfonso Paso, y fue un éxito. También incursionó en el teatro de revistas.

En la década de 1960 se destacó en films como Placeres conyugales, de Luis Saslavsky; Nadie oyó gritar a Cecilio Fuentes, de Fernando Siro, y Hotel alojamiento, de Fernando Ayala. Tuvo otros trabajos sobresalientes como Lita (Mi noche triste, de Lucas Demare), Pinky Emiliana Fernández (Los ángeles del volante, de Ignacio Iquino), Márgara (La delatora, de Kurt Land), Enriqueta (Placeres conyugales) y Gloria (Nadie oyó gritar a Cecilio Fuentes).

La creación de Canal 7 demandó urgentemente planteles artísticos para cubrir su programación y Diana Maggi fue una de las invitadas para participar en 1951, en Petit Café, junto a Juan Carlos Thorry, Analía Gadé, Darío Garzay y el ballet de Mercedes Quintana.

Pasó por los escenarios porteños con títulos como Si Eva se hubiese vestido, de Carlos Olivari y Sixto Pondal Ríos; Petit café, de Tristán Bernard; La muchachada del centro, de Ivo Pelay, La historia de la guita, de Ernesto Silberstein; Los tres mosqueteros gitanos, de Antonio de Bassi; Los millones de Orofino, de Eugéne Labiche, y El conventillo de la Paloma, de Alberto Vacarezza, entre otros.

En 1981 recibió el Diploma al Mérito de los Premios Konex como una de las mejores actrices de comedia de la Argentina.

Fuente: La Nación.