Thiago Crevelloni puede contar la historia a sus amigos y familiares. Tras un fallo en el equipo de GPS, el joven brasileño se desvió de su camino en Santa Cruz y fue a parar a la ruta 29, que actualmente no está habilitada para el tránsito vehicular.
Crevelloni es de Curitiba, Brasil, y estaba recorriendo la Patagonia. Tenía reservas para quedarse en un hospedaje de El Calafate pero tuvo que caminar durante una noche helada un tramo de 24 kilómetros hasta que fue rescatado por una patrulla policial.
El sábado 10 de mayo pasado, Crevelloni partió desde la ciudad de Perito Moreno, en el norte de Santa Cruz, con la intención de recorrer los casi 800 kilómetros que lo separan de El Calafate.
La ruta nacional 40 estaba nevada y antes de llegar a Gobernador Gregores el GPS le indicó que se desviara hacia la ruta 29, antigua traza de la anterior.
El lugar estaba completamente nevado y el auto se detuvo por la nieve. “A los 20 kilómetros empezó a nevar fuerte. Paré a poner las cadenas. Seguí avanzando, pero con mucho viento y cada vez más nieve. En una curva, el auto se subió a una duna de nieve que no se distinguía bien por el viento blanco. Todo era blanco, no se notaba qué era camino y qué no. Quedé totalmente atascado, con las ruedas delanteras en el aire, y no podía mover el auto”, relató el turista brasileño a LA NACION.
Y continuó: “El frío era insoportable. Marcaba -2 grados, pero la sensación térmica era de -10 o peor. Tenía la cara y las manos congeladas. Me empapé con la nieve intentando sacar el auto”, contó. A esa altura, comprendió que estaba solo, que ya había recorrido unos 50 kilómetros desde la ruta principal y que tendría que caminar al menos unos 30 kilómetros más”.
El turista aseguró que entró en pánico y llegó a pensar que moriría congelado en la Patagonia argentina. Entonces, tomó la decisión de buscar ayuda y comenzó a caminar.
“Agarré una mochila con agua y empecé a caminar. Todavía había luz, pero el frío era cada vez más fuerte. Como no me venía alimentando bien, me sentía débil, y muy pronto el cansancio me empezó a ganar. Caminaba sin ver nada y me empecé a sentir peor”, contó.
Crevelloni relató que hubo momentos en que tuvo delirios y hasta alucinaciones. Además, contó que después de cinco horas de caminata cayó rendido sobre la nieve: “Estuve tirado unos minutos, intentando recuperar energía. Logré levantarme y seguí, aunque ya sin saber cuánta distancia me faltaba”.
Fue en ese momento cuando, al mirar hacia atrás en la recta infinita, vio una luz que se movía. “Primero pensé que era una alucinación, pero se acercaba. Era un patrullero de la policía, con las luces encendidas. En ese momento sentí un alivio que no puedo describir”, expresa. Y detalla que prendió la linterna del celular y así lo encontraron.
La Patrulla de Rescate de la policía de la localidad de Gobernador Gregores había salido en su búsqueda luego que María, una amiga de Thiago que lo esperaba en El Calafate, preocupada por la falta de noticias, se comunicó con el comisario Marcos Vega y con el subcomisario Juan Manuel de Tres Lagos. Gracias a esa acción, se activó el operativo de rescate.
“Me dieron agua, comida; me abrigaron, me hablaron con una calidez que me emocionó profundamente. Me llevaron al hospital para hacerme un chequeo porque tenía las piernas entumecidas, pero estaba bien. Y luego me consiguieron una cama caliente en un hotel”, relató.