Si el Papa Francisco se enterara de lo que hice, seguramente se disgustaría mucho conmigo, más aún tras sus -supuestos- dichos de estos últimos días. Igual, en un mano a mano, seguro también coincidiríamos en un montón de cuestiones de nuestra vida actual, pero eso poco le importa a ustedes. En definitiva, paso a contarles en qué consiste una vasectomía.

Ante un mundo lleno de des-información, lo relacionado a esta práctica ambulatoria está bastante claro y específico expresado en la web, en cuanto a su procedimiento y sus detalles propios. Por eso, en este escrito en donde intento contar mi experiencia, no encontrarán mucha información médica que si la hallarán en otros sitios específicos.

En la vasectomía, se cortan los conductos deferentes de los testículos a través de una cirugía ambulatoria para que los espermatozoides no puedan llegar a la uretra. En mi caso, la operación no duró más de media hora. Ingresé a cambiarme previo al quirófano a las 13.03 hs. Cincuenta minutos más tarde, estaba en la calle de la clínica llamando a mi amigo Rodri (el “Coreano”) para que pase a buscarme. Sí, él también estaba sorprendido de la rapidez.

La práctica puede realizarse con anestesia local o total. En la primera, con unos mínimos pinchazos en el escroto -tres en mi caso- alcanzaron para no sentir absolutamente nada durante el tiempo de la operación (No sean miedosos, es mayor la incertidumbre del momento que el dolor real); en cambio, la anestesia total conlleva al menos un día de internación.

Tuve la “suerte” durante mis 32 años de vida de no ingresar jamás a un quirófano y ésta es la primera vez, por determinación propia, para el bien no sólo mio sino -y principalmente- de los que me rodean.

La decisión fue meditada durante mucho tiempo, comprendiendo los ejemplos que necesitan los tiempos actuales, “les chiques” que vienen. La vasectomía es un acto más de la deconstrucción que atraviesa gran parte de le “nueva” generación y deberíamos celebrarla, cuidarla y difundirla.

Vamos chicos, un par de horas con molestias en los testículos y son estériles para siempre, si es que así lo desean. Piensen, y sólo por citar uno de las decenas de ejemplos, en los cambios hormonales y físicos que en la mayoría de los casos sufren las chicas con las pastillas anticonceptivas.

Ah, me olvidaba. Cité al principio al Papa Francisco sin ver realmente su discurso hablando de los hijos y las mascotas; no lo vi porque las últimas dos veces que se hicieron eco de sus dichos, recortaron sus frases y todo estaba desvirtuado. No hace falta ser muy sabio para notarlo, sólo requiere ganas. Lo veré ni bien termine esta nota.

Así mismo, estoy seguro que en un mano a mano con el religioso más importante del mundo, coincidiríamos en muchas más cuestiones de la realidad actual que urgen, sin herir susceptibilidades, más allá de la familia, perros, gatos.