Lo sabemos: Carlos Paz y la región viven del turismo. La economía se mueve al ritmo de la afluencia de visitantes que inundan la ciudad y los pueblos vecinos. Ese flujo de dinero es trabajo para los vecinos y, con suerte, ganancias para los empresarios y comerciantes locales. A todo eso, los punillenses lo saben como también los saben todos aquellos que viven ciudades turísticas.

Pero cuando llega marzo y uno puede andar a sus anchas por la peatonal sin chocarse con un cochecito de bebé o una señora que está mirando una vidriera o un joven que se saca una selfie con el fondo de una marquesina… los que de aquí somos respiramos profundo y recién comprendemos lo bien que nos hace vivir o trabajar en el paraíso.

Walter es mozo en un bar de la costanera de Carlos Paz. Se pasó todo el jueves tirado al sol en la arena de El Fantasio.

“Vine de Mendoza a estudiar a Córdoba y conseguí trabajo y casa en Carlos Paz. Así que me muevo desde acá durante al año y aprovecho el verano para trabajar”, dice Walter mientras toma agua fresca a la vera del San Antonio.

A unos metros, una padre y tío a la vez llega con “una barra” de niños y adolescentes que no tarda en meterse al agua tibia. Son todos de Carlos Paz.

Dos hermanos con 20 años de diferencia disfrutan la tarde. El menor tiene 6 años, se llama Bautista y va a Primer Grado en la Escuela Carlos Paz. El niño me cuenta que ya está aprendiendo a leer y se mete rápido al agua con sus antiparras puestos.

En San Antonio de Arredondo los locales aprovechan las playas vacías como nadie.

“Es la mejor época del año para disfrutar del río porque tenés más espacio, ya que la gente va es mucho menos y también pasa que van más tarde”, dice Horacio, un baqueano de las arenas de Playas de Oro IV.  “Si uno tiene la opción de ir temprano a almorzar, realmente va a poder disfrutar de toda la naturaleza para uno solo”, asegura.

Horacio traza una diferencia con la primavera, otra época de playas para nosotros, los de acá. “A diferencia de la primavera, en esta época ya pasaron todas las crecidas limpiando el río de barro, algas y sedimentos. Con lo cual el río está lleno y con agua cristalina”.

Y agrega: “En primavera, generalmente se viene de época de sequía, donde el río tuvo poco movimiento, el agua está mas sucia y , además, continúa con poco caudal. No está tan bueno para bañarse”.

En la Costanera del lago San Roque también hay picnics de autóctonos, caminatas más aireadas y mates bajo los árboles con mucho espacio alrededor.

“Marzo es el mes para disfrutar lo que tenemos alrededor, que es una maravilla”, dice, casi como un grito, Jorge, mientras disfruta un rato al aire libre en “la Costa” del San Roque.

Fotos: Santiago Berioli.