Organizaciones políticas y de derechos humanos se movilizaron hoy en La Plata a 11 años de la desaparición de Jorge Julio López, marcha que encabezó su hijo Rubén, quien consideró que “es una paradoja, pero gracias a que mi viejo desapareció se empezaron a cuidar a los demás testigos”.

Bajo la consigna “Aparición con vida de Jorge Julio López, ¿Dónde está Santiago Maldonado?, la columna se concentró en la Plaza Moreno y desde allí se dirigieron a los tribunales Federales de La Plata para reclamar por la aparición de López.

Al trazar puntos de coincidencia entre ambos casos, el hijo de Jorge Julio López, razonó que “estamos pidiendo por ambos, acá no hay uno más desaparecido que el otro, son dos contextos distintos, dos gobiernos diferentes, diferentes modos de actuar. Estamos en esta doble situación, y estoy con la fortaleza que me dejó mi viejo y con los compañeros de lucha”.

“Nosotros siempre estuvimos contenidos hasta diciembre del 2015 por el gobierno nacional y provincial. En el caso de Santiago, sus familiares están esperando que los llamen desde el gobierno y los apoyen pero no con algo actuado, fingido, pedimos que sean sensibles y que acompañen a las familias”, enfatizó López a Télam.

Al ser consultado sobre si piensa que algún día sabrá la verdad destacó que “ojalá la vida me de fuerza para saberlo, quiero tener esperanza porque otra opción no me queda. Siempre apuntamos a saber la verdad pero el problema es el tiempo”.

Más adelante añadió que “nosotros podemos esperar pero la que no tiene mucho tiempo es mi mamá y por ella en casa no se habla del tema y me tengo que esconder para hablar con los medios. Lo estamos buscando con vida, aunque yo se que mi viejo con vida no está pero como le explicó eso a mi madre”.

Al opinar sobre Miguel Etchecolatz afirmó que “hace 31 años, cuando en 1986 recibió la primera condena lo tendrían que haber echado de la fuerza y no lo hicieron. Es un titiritero que maneja todo. Yo lo defino como uno de los genocidas más grandes, como un Hitler sudamericano”.

Por último, Rubén López puntualizó que “ni siquiera creo en sus enfermedades. Dicen que se está muriendo pero ni siquiera así cuenta la verdad. De las cinco condenas que tiene este genocida, cuatro son con prisión domiciliaria y que no lo echen de la fuerza eso si me enoja”.

Foto: Minuto Uno.