La insistencia de varios amigos y amigas guías en montaña, más el amor de la carlospacense por la inmensidad de las mismas, hizo que el pasado 29 de enero comenzara una aventura con decenas de matices que quedarán como experiencia para la carlospacense.

Para ser justos, debemos decir que la expedición comenzó algunos días antes pero fue finalmente ese día sábado 29 cuando el grupo, con Magui Nieto dentro, partió en busca de algo que todos sueñan pero pocos logran: la cumbre del Aconcagua.

“Me insistieron mis amigos para conocer el ascenso a lo más alto de continente. Ahí no más charlé con mi familia, nos organizamos como siempre y ya el 29 de enero comenzamos a subir”, relató la carlospacense a este medio y agregó: “La idea era probarme entrenando en altura que no es algo habitual, cómo gestionar energía, alimentación, etc.”

Además, hay algo más importante y a futuro programado: el ascenso “non stop” a la cima del Aconcagua en 2023. ¿Difícil? Sí, pero para nada imposible para la carlospacense.

“No pude hacer cumbre este año pero estuve cerca y me sirvió para tomar tiempos entre algunos tramos, probar la nieve y el frío. Nos agarro tormenta de nieve dos días seguidos así que para la parte más alta, después de los 5000 metros, ya teníamos que usar grampones”.

La experiencia, pura, en la altura

Nieto contó detalles de la aventura a esa altura que son poco fáciles de imaginar para quienes nunca estuvieron en dicha situación.

“Abajo, en el campamento de Confluencia, teníamos 10-15°C de temperatura pero en Plaza de Mulas (4300 msnm) no superaba los 5°C y, a la noche, bajaba a -10°C. Más arriba, en Nido de Cóndores (5500 msnm), tuvimos -15°C y una sensación térmica que rozaba los -30°C, por eso teníamos que guardar el agua dentro de la bolsa de dormir para que no se congele. Como ese ejemplo, muchos más”, explicó Magui.

“Es difícil dormir en altura, te cuesta mucho. Sufrís falta aire, dolor de cabeza, pero lo normal para la aclimatación”, relató la carlospacense.

El recorrido

“Salimos desde Horcones (2800 msnm) con el objetivo de conocer, principalmente, los más de 4000 metros que nos separaban de la cima y tratar de llegar a ella. Desde la partida hasta Confluencia (3400 msnm) hay unos 9 km. aproximadamente en una senda muy limpia”, precisó Nieto y agregó: “De ahí hasta Plaza de Mulas son casi 20 km., es un recorrido que normalmente se hace en ocho horas pero nosotros logramos hacerlo en 3.30 hs.”.

Desde este último punto, Magui y sus compañeros de travesía portearon hasta Plaza Canadá (5000 msnm) todo lo necesario para su campamento y treparon hasta Nido de Cóndores como forma de entrenamiento, máximo punto conseguido en esta oportunidad.

La montaña como forma de vida

La “profe” del Cross Run Carlos Paz explicó el porqué de la atracción de cientos de personas a esta vivencia. “En los campamentos conoces a muchas personas, entre los que vamos a la experiencia y los que, prácticamente, viven ahí: cocineros, porteadores, y un montón de gente que le encanta compartir y vibra en la misma sintonía que vos”.

“La montaña es una forma de vida. Es un beneficio mental que yo, particularmente, elijo antes del mar por ejemplo. La posibilidad de poder recorrerlas y permitirte llegar a sus cumbres, o sólo pasar unos días en medio de tal inmensidad, hace sentir inmensa también a una misma”.

Por último, Magdalena Nieto agradeció a quienes le brindaron la vestimenta y equipamiento necesario. “Lo que me propuse también fue gracias a Ansilta, que es una marca nacional y que me dio la posibilidad de sentirme cómoda en toda la aventura”.