El tratado de paz cerraría un capítulo que empezó a escribirse en la Guerra Fría, pero el entusiasmo desde que Moon lo mencionara se ha aguado a medida que emergían las trabas formales. Asegura la doctrina que debería ser secundado por los que firmaron aquel armisticio (China y Estados Unidos, además de Corea del Norte) y no por Seúl. Un avance menos ambicioso y que evitaría el aroma de fracaso es un cese de hostilidades con límites más estrictos a acciones militares.