“Camone per la nena”, dice Pinti que le escuchó decir a un argentino en un bar de Italia para intentar comunicarle al mozo que quería jamón para su hija en un dialecto propio, ni siquiera conocido en Argentina. La radiografía del ser argentino se encontraba fácil en los monólogos de Enrique Pinti, el artista elemental de la cultura argentina que acaba de morir en Buenos Aires.

Hace unos años pasó por Carlos Paz y, además de dejar pinceladas mágicas de su humor y profundidad intelectual, mostró que se puede ser grande y humilde a la vez. Es más, mostró que no hay otra manera de serlo.

La última vez que pasó por la ciudad fue en la Semana Santa de 2014 para presentar Vale todo, el musical por el que giró por Argentina junto a Florencia Peña y Diego Ramos.

“Yo no soy ni K, ni W ni Z; lo que me gusta, me gusta; a lo que no me gusta no le doy bola, y si me dicen que soy tibio, me lo paso por el culo”, le dijo a La Voz en un reportaje.

Aseguró que supo que quería ser actor a los 16 años y se dio cuenta que se podía hacer de amnera independiente.  “Si en esa época me hubieran dicho que iba a terminar haciendo humor político y de actualidad, yo le hubiera dicho a esa persona que se calmara y se tomara un lexotanil”, aseguró.