La particular definición de Manu en el final del juego ante Serbia en Atenas 2004 festeja hoy un nuevo aniversario. “Fue el doble más significativo de mi carrera”, reconoce el bahiense.

15 de agosto de 2004. Faltaban pocos días para cumplirse los dos años de la dolorosa derrota frente a Yugoslavia en la final del Mundial Indianápolis 2002 y comenzaba el camino dorado hacia la medalla, histórica de la Generación Dorada.

El partido contra Serbia tenía su condimento especial: talento por doquier. Y finalizó como merecía, con la histórica ‘palomita’ de Manu Ginóbili, presagio del primer puesto del podio para nuestro basquet en un Juego Olímpico.