En esta columna desarrollaremos los 15 desafíos políticos de Villa Carlos Paz. Cada 15 días pondremos a disposición del lector algunas breves reflexiones sobre diversos ejes de la teoría política que merecen ser tratados con especial atención en nuestra ciudad.

El desafío número es el fortalecimiento institucional, que significa un punto de partida y un marco teórico que sustenta los siguientes 14 desafíos. Pero, ¿qué implica tener una base de instituciones fortalecidas? Primero que nada tener reglas de juego claras y previsibles para los jugadores. Las reglas de juego son todas aquellas normas y prácticas establecidas que dan el marco de acción para los consensos políticos. Es decir, no sólo reglas formales como nuestra reciente Carta Orgánica Municipal (que establece pesos y contrapesos entre los poderes del Estado local) sino también las prácticas culturales que incluyen a los diversos actores políticos y sociales en la determinación de la agenda pública. Pensemos, por ejemplo, en cómo se relacionan hoy en día y sobre qué marcos el ejecutivo de nuestra ciudad con el Consejo de Representantes, o cómo se vinculan los actores políticos con medios de comunicación y grupos de presión para determinar los temas prioritarios del Estado municipal. Pensemos ahora si todos los ciudadanos de Villa Carlos Paz están en igualdad de condiciones para influir en la agenda del gobierno municipal y en caso de no ser así qué factores de poder predominan para que algunos tengan más influencia que otros. Pensemos también si todas las relaciones entre el ejecutivo municipal, el Concejo de Representante, el gobierno provincial, nacional o con los actores políticos y sociales locales se dan en un marco conocido y previsible o si por el contrario se dan por canales personalistas y políticamente inestables.

Con 26 años de democracia hemos alcanzado logros significativos como sociedad, sin embargo, y en lo que respecta a la calidad democrática, decimos que el contexto de generación de consensos y toma de decisiones políticas locales mantiene condiciones de inestabilidad.

De esta forma, entendemos que las instituciones configuran el marco general para que las relaciones políticas sean transparentes y previsibles para otro fin: la posibilidad de participar en igualdad de condiciones en la determinación de la agenda pública. La democracia se caracteriza por su continua aptitud para responder a las preferencias de sus ciudadanos sin establecer diferencias políticas entre ellos. En este sentido, el politólogo Robert Dahl afirma que para satisfacer dichas preferencias en un período de tiempo determinado se deben dar garantías institucionales para formular y manifestar las preferencias ante el gobierno municipal y de recibir por parte del gobierno local igualdad de trato. Así, las democracias divergen por la amplitud con que se conceden abiertamente y aplican públicamente incentivos institucionales para esto, para garantizar el debate público. En la actualidad nuestra democracia local reconoce el sufragio universal aunque niegue y restrinja este debate público. Es decir, con instituciones fortalecidas se busca aumentar las oportunidades del debate como una construcción plural de la demanda social en un régimen altamente representativo solamente entendido desde el punto de vista del sufragio universal. El desafío es por demás importante. Implica coherencia, transparencia y previsibilidad de las reglas de juego, y luego, ni más ni menos, cumplir dichas reglas por medio de incentivos y desincentivos de una cultura política activa y atenta.